soltar las velas

El sol se acostará por última vez este año en unos días y así que con él debe irse todo lo innecesario. Este próximo año voy a dejar que las cosas fluyan, dejar de dar por sentado; es momento de soltar las velas, abrirlas al viento y dejar que me arrastre. Hay que distraerse, sentir el océano entre los dedos, la brisa andando de prisa y la espuma en el borde de los labios de la playa. Espero que el destino sea tocar un corazón más pequeño para llenarlo de sentimientos más grandes; no he perdido el juicio, es que siempre he creído en el amor, ese que es de cuerpo entero. Sé que estará tu mar de amores navegando entre mis venas y la ausencia echándote más de menos. También sé que el corazón esperará a que intentes resucitarme al último suspiro con una llamada, aunque parezca que ya nada te conmueve ni te mueve. Hay que vivir, hay que gritar, hay que amar, porque no sabes cuando la vida te va a joder a ti. Y contaré nuevas historias escondidas entre mis letras, llenas de recuerdos y también de experiencias frescas; al corazón es difícil convencerle de esto, pero hay que intentar ver las cosas que merecen la pena.
FlickR Héctor Mota Portes

columpio

Existe un columpio de besos entre nuestros cuerpos que tiembla al pasarnos una canción desde el primer segundo hasta el minuto tres con cuarenta y uno sin despegarnos. Fue un propósito cumplido haberte cantado mientras nuestras cachas se rozaban sin timidez.
Existe lo sublime y lo real al verte hablar a dos centímetros de mis ojos, con tu boca de perfil y el tono de tu voz corriendo por los pasillos de mi canal auditivo, hamacando mi sueño y mermando mi bendición.
Así fue que finalmente cupo en mis entendimientos que el día empieza dos veces cuando duermes debajo de las sábanas con una de tus piernas encima de mi vientre.
Existe el amor y el sexo, pero pocos saben que existe el saludo matutino cargado de una antesala personal; hay un dictamen celestial que se rompe en mis caderas y se cose en tu pecho.
Y yo relato el hechizo que nos deshila y aún haciéndolo nadie podrá colarse en nuestros secretos.
Tu peso sobre mi cuerpo, tu mirada tan llena de todo que se pierde en el blanco y luego salta al vacío, tus manos enlazadas a mi vida, tu calor dándome la temperatura que necesita mi piel y yo sacando más de ti... Existes tú y luego el mundo.

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sombreros, sombrillas

A veces hay que desintegrarse para caer en cuenta de que los sombreros protegen verdades y las sombrillas cubren los corazones para no mojarse con los miedos. Pero acá lo importante es que sabes que poner mis manos en tus caderas es un volcán y que si lo compaginas con dos abrazos termino titilando en tu barbilla. Saberte feliz es querer entrar por tus puntas nasales e instalarme en tus pulmones para inflarte el pecho de amor y sonrisas.
Tú, desde que te enteraste que el horóscopo ha dicho que mi día de la semana es el martes, haces magia con tus dedos convirtiendo cualquier día en mi jornada favorita. Y yo no hago otra cosa que escribirte una nota más, una que a lo mejor guardes en un lugar distinto, quizás menos valioso pero más acogedor, con el propósito de colarme en un nuevo sitio donde luego me vuelvas a encontrar.
Me has dejado tu sombra pisando mis huellas; no me despego de tu silueta y desde entonces me inspiras sin pudor.
Hoy quiero entregarte mi sombrero.
Hoy quiero regalarte mi sombrilla.

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jamás por ahora

No vale apurar nada contigo porque ni el destino ni la suerte se han echado; es mejor seguir cosiéndome a tus pestañas y permitirte colgar de cada uno de mis lunares una de tus virtudes. Me asombra todo lo que entregas cuando estás conmigo; no sé cómo describirlo y tampoco sé cómo remunerártelo. Sé que puedo ser uno de tus pendientes que llevas a todas partes o la sombra de una osa menor en una de tus mejillas con tal de no despegarme de tus ilusiones. Y sé que te dejaría utilizar mi piel de papel para descargar tus emociones.
He descubierto que acariciar cualquier parte de tu cuerpo viéndote a los ojos es un pasaje secreto que lleva a la misma sensación del poder del primer abrazo.
He valorado que lo más emocionante es quedarse con tu corazón y sus palpitos a flor de piel. Es desde una inspiración, una pasada, un escándalo de vivencias, hasta una pizarra llena de dibujos con tizas de colores.
He desenmascarado tu perfil, he roto tus desequilibrios y he reconstruido tus sentimientos, pero jamás he alterado tu personalidad. Jamás por ahora.
Me cargo el mundo a los hombros y todos sus problemas con la esperanza de seguir deslizando tan solo uno de mis dedos por la silueta de tu cara.

FlickR Héctor Mota Portes

la enormidad de las pequeñas cosas

La sensación de querer jugar con tus manos, de ganarle a tu fuerza, de tumbarte al suelo, de hacerte cosquillas y pierdas la paciencia de tanta risa...
La emoción de verte sonreír, de compartir sandeces, de desestresarte el agobio y quebrarte con susurros...
La simplicidad de saber que el alma contigo se escapa en un gemido y vuelve a su cuna en un suspiro...
La felicidad de desnudar mi calma, desenvolver mi tranquilidad y destapar mi serenidad cada vez que me desvistes con tus ojos...
La enormidad de las pequeñas cosas; retozar con espacio, en libertad, y dormir en tu pecho para asegurar que al despertar las nubes andarán entre mis dedos...

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gingerbread man

Te sienta bien el blanco. A mí me sienta bien disfrazarme de 'gingerbread man', sabes que cuando me bailas me quedo sin manos, sin pies y con cara de sonrisa perpetua.
Sienta bien invertir en caricias y en frases bonitas boca a boca. Sienta bien guardarme la idea de hacer el amor escuchando algunas canciones de Led Zeppelin y Sade. Me sientan bien tus abrazos y el tiempo libre que se torna hermoso cuando andamos con el corazón abierto.
Nunca te sentó bien entallarte en el amor, ni ahora ni antes; crees saberte todas las mejores respuestas y yo no me meto, prefiero que hasta mi inconsciencia continúe siendo pasional. Por eso hoy sienta bien olvidarte, teñirse las ganas de estar contigo y deshacerse de los recuerdos. No sienta bien dejarte de querer, a sabiendas de que todavía no aprendo a equilibrarme; sigo siendo tan de no escuchar opiniones cuando me enamoro. Ya ves que no tengo orejas, pero me declaro condescendiente.
Sienta bien que me atravieses el alma con una mirada, un gemido y un 'te quiero'. Sienta bien saber que piensas en mí no importa qué estés haciendo; lo adivino, sin adivinarte, sin tocarte, en la distancia y es cierto que sólo ofreces una puerta semi-abierta al abismo. Y aún así sé que me puedes completar. Eso. Me completas. Y me falta léxico para describirlo. Seguiré perfumando tus labios, durmiendo en tu cama y endulzando tu día cuando muerdas mi cuello.

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ratbomb

Un "ya está, ya fue" sin relevancia, por instinto, por reacción; me hago fuerte, un "Ratbomb", trato de hacer acopio, pero apenas doy con la idea y hasta tu enojo es entrañable. Y tengo que entretenerme para no abrumarte. Me recreo contando mis lunares, que son tuyos, y los "porque" de conjunción que se hacen inmarcesible y te los escribo con la tinta invisible de mi saliva.
Empiezo.
Porque revolucionaste mi intimidad. Porque te quiero. Porque te respeto. Porque me hago pequeña cuando me corriges para bien. Porque me proteges. Porque tu abrazo es zona segura. Porque no sé echarte de menos y termino echándote de más. Porque me dejas quedarme con tus 'ataduras'. Porque me gusta calentarme las manos entre tus piernas. Porque me besas con pasión. Porque me enamoras al besarte. Porque me amas y te rehúsas a decírmelo. Porque te amo. Porque te las ingenias para derribar mis muros. Porque mi coraza deja de ser un campo de fuerza cuando me hablas bonito. Porque me enloquece tu risa. Porque me encanta verte sonreír. Porque eres transparente. Porque me permites ser natural. Porque tus defectos me enojan. Porque tus virtudes son perfectas. Porque ambos te hacen ser humano. Porque me encanta tu olor, tu sabor y tu forma de hacer el amor. Porque es dulce. Porque volver implica seguir admirando y enamorándome de lo desconocido. Porque lo desconocido te hace grande. Porque me pierdo en tu mirada. Porque me encuentro en tus manos. Porque tengo vida en tu vida. Porque me tiemblan las rodillas cuando te veo. Porque hay confeti dentro de mi cuerpo cuando te toco. Porque me corre oxígeno en las venas cuando me besas los oídos. Porque siempre depones cuando te quiero un poco más. Porque puedo continuar dando razones. Porque sí. Porque puedo. Porque quiero. Porque ya (no) está, ya (no) fue.

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el mar conoce el infinito justo en el horizonte

Nuestra curiosidad compartida era divertida.
El perdón fue un desplante antes de tiempo.
La suerte fue un abecedario de emociones.
Revivir es increíble.
Los pies sobre la madera de nuestro tesoro.
Los bailes sobre la mejilla.
Los cuerpos arqueados entre sábanas.
Las manos ardiendo entre las piernas.
El bien en la piel de gallina.
El nudo en la garganta después de un 'adiós'.
El peso de la realidad sobre el cuello.
Nuestra improvisación gritando amor en las lágrimas.
Nuestro verano empezó en otoño.
El amor no se mide en metros.
La siesta tampoco.
Las medias me entibian el alma.
El cielo, las nubes, el mar...
El mar conoce el infinito justo en el horizonte.
Las acrobacias de tus abrazos.
El circo de mis besos.
Las palpitaciones retumban en las rodillas.
El pecho arde.
Un lazo decorando dos corazones.
El otoño nunca aprieta pero el invierno nos saluda otra vez dentro de poco.
Yo corro detrás de tus manos.
Te banco el silencio y te doy paso a lo siguiente...

FlickR de Héctor Mota Portes

no hay tiempo

El recuerdo se ha apoderado de mi tiempo. Te echo de menos. No sólo a ti, sino también el escenario de lujo en que se convierte todo lo que sucede contigo. Te has convertido en el detalle que engrandece el traje de gala que a veces intenta ser mi vida. Lo más lindo, lo mejor. Lejos. Me duermo pensándote y dibujando situaciones donde no hay tiempo; por lo tanto, nada surge con prisa y menos despacio, simplemente es. Somos. Sé que quieres estar conmigo, que yo también lo quiero, que nos lo debemos por todo, así que espero que una casualidad nos sonría permitiéndonos consumirnos hasta los poros. Nos rompimos en dos, por ambos lados, y aún así antes de echarlo en cara nos desvivimos con la pasión y el afecto; nada es más importante. Y seguimos aquí, existiendo a base de sentimientos, porque sabemos que gobiernan nuestra realidad. Ya no sé qué más decirte, me has hecho tuya, golpeo al mundo y a sus caprichos con los latidos de mi corazón, y la tierra sigue girando por la dulzura en tus caricias. Te quiero con todo. Y eres todo. Entonces te quiero con todo y más que con todo. Amo quererte. Y quiero amarte, más que con todo.
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magenta

Hay tardes en que el cielo se viste de magenta y los aditivos se los da tu boca. También hay tardes en que el color de tus retinas sirve para recibir la noche. Entonces entiendo que mis días se adornan contigo. Tu sonrisa le da vida al sol, la luna se enciende con tus pasos y las estrellas terminan cosiendo un nudo en mis venas de tanta felicidad. Tus caricias desgarran mi espalda, me encogen y me restriegan hasta producirme la manifestación de frío de la piel humana más hermosa de todos los tiempos. El amor baila zamba en navidad y se viste de carnaval en pleno invierno; es una locura pero al mismo tiempo una genialidad asombrosa. Por eso yo vuelvo a rendirme ante ti, porque esto no lo entierra el viento y vuelvo a agradecerte sin tiempo, eternamente, por las horas repletas de afecto, por las intenciones de vencer el temor, por lo que guardas en el exterior, y que nadie ve, y por lo que explotas en el interior al tener tan cerca de ti mi calor.
FlickR de Héctor Mota Portes

He de admitir que me encanta esta idea de volver a compaginar mis letras con tu lente artístico.

bambola di pezza

Tengo que empezar a abrigarme, resguardarme de tu frío, cobijarme entre mis propios brazos, contarle al mundo los esfuerzos que valen la pena, dejar en el tintero los regalos que roban sonrisas, saborear las sorpresas que emocionan, mirarme en tu inseguridad y rescatar el día vestida de 'bambola di pezza'.
Desata la cobardía y salva mi libertad, que lo inevitable es vértigo cuando el trayecto al cielo empieza en tu mano, sigue en tu sonrisa y termina en tus ojos; he de confesar que todas las casualidades contigo me desmantelan el alma. A veces mi respiración se resume en tus apariciones y mi inspiración en tus despedidas. Déjame viajar eternamente por tus venas, inventarte un paisaje donde las nubes sean algodón dulce y en el paraíso nos pintemos mensajes para empezar el día. Tómame sin tiempo, sin miedos, sin más.

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fortuna

Desde que conversé con tu mirada entendí que eventualmente mis caricias recorrerían tu silueta. Supongo que sabes que no era mi intención colarme entre tus sueños para convertirme en la debilidad de tus oídos. Supongo que la intimidad nos quedó pequeña cuando la intensidad de tus ganas me arrancó toda la existencia en un beso y lo desconocido te elevó a la altura de mi cuello. Supongo que has aprendido a admirar mi sonrisa en ese momento en que tengo la fortuna de tantear la temperatura de tu cuerpo. Supongo que no te has enterado que desarmarme es derribar mis barreras al pensar que tu afecto se perderá en el dulce intento de volver a regresar. Supongo que reconoces que la inmensidad florece en el cuidado y en el día a día. Supongo que cometí el error de abrazarte en un suspiro, porque no pretendía dejar una huella con mis manos en tu espalda. Pero los errores no se equivocan y la distancia no sabe medir meses, años o, simplemente, nada. Supongo que aplacar el miedo conlleva perderse en cada centímetro en donde mis dedos se atreven a recorrer tu rostro mientras tiemblas sin ser consciente que es sinónimo de amor. Supongo que el amor no esperaba encontrarse con mi querer tan pronto de nuevo, porque yo no me propuse buscarlo, estaba ahí, en el centro de tu pecho y en el ombligo de mis circunstancias. Supongo que volver a suponer es asegurar que siempre te voy a querer bien y bonito.
FlickR de Ángela Mihura de la Rosa

mi corazón

Me reflejó el amanecer en un gemido cuando la noche estaba más oscura, le curé todas las cicatrices con un respiro arrollador y complacerse nunca fue tan preciso y hermoso. Ya sabía que no hay límites en el amor, pero nunca había pensado que pudiéramos besarnos sin boca, abrazarnos sin brazos y darnos vida sin aliento. Me ahogo en la ternura de su voz y me salva con las mismas palabras que emite. Recoge los pedazos de mi sensibilidad y siembra en el patio de sus ganas los restos para recordarme porqué me cuida. Me pregunto si alguna vez se le han erizado los parpados con los ojos cerrados; a mí sí, se me han erizado al sentir el calor de sus labios en mis oídos y al escuchar como dispone sacar a pasear su lengua en el laberinto de mi oreja.
Es mi solución, mi alivio, mi respuesta, mi sonrisa, mi consuelo... Mi corazón.

FlickR de Ángela Mihura de la Rosa

Esta ha sido una linda excepción nuevamente; un placer compartir la profesionalidad y calidad de otros fotógrafos.

milky way

Puedo englobar la felicidad hablando de ti, es sólo cuestión de proponérmelo.
Te lo mostraré.
La punta de tus pies son los puntos de referencia de mi vía láctea. Tus piernas son los dos puentes que me llevan y me regresan hasta el asteroide b612. Tus muslos se atreven a retar el firmamento que rodea la banda de luz cuando terminan encima de mí. Tu vientre es un conglomerado de estrellas. Tu pecho es un fenómeno visual y tu cuello, justo como lo afirma la mitología griega, es un camino de leche a otra galaxia.
La otra galaxia es tu rostro, una constelación de otro plano, brillante, con dos planetas que se desviven por delatar más que pasión. Tu halo envuelve mis sentidos, tu boca es el disco donde sucede lo estelar y tu corazón es el bulbo con mayor densidad de latidos.
La distancia desde el Sol hasta el centro de la galaxia se reduce a lo que separa tu pecho de mi espalda.
Puede haber cuarenta galaxias pero la mía empieza en tu pelo y termina en la punta de tus pies. Sí.

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a las tres

A las tres, siempre, a mi atención, recordándome que bailó conmigo, que su vaivén fue un "hereafter", sentí en su vientre un volcán, me despertó la pereza, se esmeró en hacerme sentir que podía ser suya, caminó sobre mi pelo con sus dedos, con delicadeza se tomó su tiempo y me hizo oler su cabello también.
Voy detrás de sus pasos, me hipnotiza su postura; se toma la barbilla, me mira sin sus ojos, me mira con el alma, cierra un poco sus parpados, me regala una sonrisa de labios y me pierdo en su perfil; no puedo dejarle en soledad, pero tampoco quitarle libertad, su espacio, su vida en grande y se da cuenta que va creciendo, me lo demuestra, con su comportamiento, no pierde su esencia, su impulso, nace en mi abrazo y muere en mi pecho. Cuenta mis besos, habita en mi cabeza, soy su regazo, más que nada en la madrugada porque nos desvelamos, ocultamos la melancolía y nos queremos a medias, pero no lo sentimos así. Es mi diez, el que me gusta tener detrás de las camisetas cuando juego; soy su cinco, sin comentarios, pero no hace falta explicarlo, y es el gol que todavía no le he dedicado y que no será "suficiente". Mi abismo es el que se dibuja en el lateral de su mejilla cuando ríe, tiene el cofre de mis sueños en sus manos, cuenta con su gente y aun así recibe mis mimos, quiero seguir acompañándole, vivir debajo de sus pies, ser su mesa de cuatro patas, su lado irracional, los colores de su atardecer, tener la primicia de sus logros, las entradas al teatro de sus anhelos, que no deje de ser, que medite, que piense, que esté presente y que me deje ser.
Ya no es mi último trago, soy la consecuencia de sus desequilibrios, le quito el antifaz y debajo dice 'eres mi debilidad'; lo sé, lo sabe, lo contempla, se despierta respirándolo, yo lo pinto en mi ventana y pierdo la razón aunque controle mis sentidos.
Le creo todo, le regalo mis rizos, me acepta, le consiento, me grita que se marcha y a lo lejos me susurra que me quiere, nos queremos, le abarco el futuro en un abrazo, le borro el estrés, le nublo el agobio y se queda escuchándome dormir.
Soy su centinela, le descoso la espalda en un dos por dos, el total son cuatro piernas enlazadas, listas para rozarse el cielo, y en ese azul cielo se convierte mi corazón cuando me agarra de la mano para que no siga temblando por su presencia.

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la puta maravilla

Tu sonrisa es otoño. Tu olor es la frescura de la estación. Tu mirada es el paisaje. Tu boca es 'Like a Rolling Stone', número uno, de todos los tiempos, una joya, una reliquia. Tu voz es el viento que sopla con suavidad tumbando las hojas de mis cejas sin dirección a ningún recoveco de tu cuerpo. Me hace falta caer sobre él, desprenderme del suelo y flotar con tus pies. Me sobran los colores cuando estoy contigo; abrazarte es renacer y besarte es existir.
Acordarse de ti es vivir, es saber que todo empieza al darte el primer saludo de la mañana, al segundo beso del tercer segundo, al cuarto de hora de haber hecho el amor y al quinto intento para tres caras al público desbordándose de afecto.
Acordarse de la mitad de tu cuerpo sobre mi brazo izquierdo y mi brazo derecho bordeando el resto para ubicar mis dedos sobre tu espalda es la puta maravilla.
Acordarse que ha vuelto la estación de la madurez, mi estación preferida, es magia y es tener presente todos los días que también he vuelto para decirte entre las sombras de los árboles 'te echo de menos'.

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incomparable

Recolectar los besos que nos damos, guardarlos en una caja de cristal, recoger lo que dejamos al ser una piel, contar los abrazos que nos calientan el cuello, comprimirlos en un cielo incomparable, sí, en un cielo porque ocupan mucho espacio, y saborear el dulce encanto de hacer el amor al querer bien.
Sigo.
Llevo en el bolsillo de mi corazón el timbre de tu voz para escucharlo al despertar y el sonido de tus besos para devanarlo al despedir la noche.
Mis manos recitan nuestro cuento, mis ojos entrevén nuestra nostalgia y mi lengua expresa el amor que se esconde detrás de cada palabra que intenta apurar a un entierro perpetuo tu duda y la mía. Supongo que tu mayor desquite contra el mal tiempo será conseguir finalmente calentarme el pecho con algo bonito.
Yo te contaré un secreto, porque tú ni te enteras a veces... Ya lo conseguiste.

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proyector cinematográfico

Cuando sostienes mi respiro en tu pecho me sumerjo en la complicidad de los latidos de tu corazón que se mecen en mis cejas. Estar contigo es 'grosso'; soy una tonta que lo valora pero lo desperdicia también. Sé que me disculparía hasta gastar las palabras, acabaría con sed, con la lengua en el oasis del desierto, los ojos en el sol y mis manos tratando de abrazarte al buscar puntos de larga vida. Me hago grande con tus fuerzas y pequeña cuando me lleno de la fuente de serenidad en tu garganta. Me contagia tu ternura, tu cuidado me protege, me hago trizas al descansar mi rostro en tu mejilla y me descuartiza tu humedad en mis oídos.
Contigo he aprendido que hay momentos que te parten en dos; una parte que vive para calentarse con la mitad de tu cuerpo y otra que muere por alimentarse a diario de tus dedos. Y contigo he comprendido que hacer el amor tiene sabor a dulce. Y quiero un tiempo extra con tus piernas.
Después de descubrirte sé que eres un carnaval, pero yo no bailo en ese espectáculo, sino en las grietas de tus labios y en el pequeño pozo de tu rostro.
Me duerme el cansancio pero estás en cada escenario, en cada proyección de mis sentidos, a color, con distintas vestimentas, con tu piel haciéndote más inalcanzable y se torna tan casual; es cinematográfico.
Rompe mis vaivenes, despacio, y quédate a mi lado, que nos vuelva a pasar, que nos vuelva a brillar el despertar, a liberar mariposas en la burbuja del estómago y a baldearnos la espalda; eres el sueño despierto, la ola que arrastra la espuma, el fin del universo paralelo y la felicidad en el inicio y el final. La vida debería festejar la perfección de tus caricias y la noche servir de fondo para una descarga de fuegos artificiales cada vez que uno de tus besos termine en cualquiera de mis paredes.

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núblame el paisaje

Destapar su alma con palabras, pintar nubes en el cielo de su espalda, desenfundar mi voz en sus oídos, enfocar mis retinas en la imagen de su vida, renacer en la silueta de su cuerpo y endulzar sus pasos en mi camino. Déjame a secas. Inspira mi aire. Bombardéame tus latidos. Asfíxiame a besos. Rompe mis roturas. Duérmeme en tu sueño. Desconcéntrame la atención. Y, a trompetazos, núblame el paisaje.
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sin margen de error

Su mirada es el postre eterno, sus ojos mi banda ancha al panorama, su boca es el dulce más exquisito, le doy la vuelta al mundo cuando me besa y visito los planetas que rodean la tierra cuando sus labios andan en mi entrepierna. Su cuello conduce a la pista de aterrizaje donde duermen mis sueños y el peso de mi cabeza es el balance que abraza con sus brazos. Sus dedos en mi cintura y en la entrada de mi espalda me erizan la piel provocando además una descarga de sensaciones que le roban una sonrisa al saber que me tiene al ritmo de su respiración. Entre su abdomen y su vientre existe una disputa mayúscula; cada uno quiere reclinarme la vida y ser una especie de descanso. Sus piernas me aprisionan con libertad, me dan calor y amor; sus pies las estacas de la fortaleza que compartimos y sus manos también. Sus manos dan más que eso. Sus manos aprietan las ganas, descosen las heridas, arañan lo amargo y transmiten deliciosamente el afecto perfecto. Sin margen de error. Le robo el aire que inhala al comerme los labios. Le regalo mi seguridad multiplicado por Pi (3,14) y se siente a un paso de romperle las dudas en la cara a la incertidumbre. Le doy tan poco entre tanto que no sé que quedo debiéndole a su piel. Mis caricias no sé que le producen, pero las suyas me disparan a la gravedad; andar en la luna nunca fue tan terrenal. Corazón. Sí, soy su Corazón, sin más. Palpito por dos pechos. Tengo doble desgasto pero larga vida.

tanque de guerra

Tanta luz en los ojos. Al final nada se compara a los sueños, a lo que en verdad se quiere. Pero ahí estabas tú, entre las nubes y el azul del cielo, repitiendo lo mismo mil veces. Te ganó la impotencia. Te arropó la tristeza. Y ya no pensaste más. Fue una tormenta, un estruendo, así que empezaste a construir una coraza; a su manera cada quien es especialista haciendo corazas, ¿no? Es totalmente aceptable, perfecto. Fueron muchos golpes de estado esperando uno de suerte. De haberlo sabido, hubiera sacado a andar al corazón en un tanque de guerra. Te guardaste todo. Mi mano se quedará con las ganas de hacerte una cicatriz en tu rostro por aguantar el peso de tu cabeza y seguiré siendo todo aquello que siempre soñaste, buscaste y anhelaste hasta que lo tuviste y se deslizó por tu espalda. Y te quedará recordar en cada abrir y cerrar de ojos que la enormidad de las emociones no se vende ni siquiera en los escaparates de París.
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mesa para dos

No sé qué aguanta más soledad si una mesa vacía para dos o una con dos personas despidiéndose.
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la luz que me detiene

El pincel de mis colores preferidos, el libro que leo todas las noches, el espejo de mis virtudes, mi estación favorita del año y el volumen II de "eso y más". Y aún así floreces en cada frase. El tiempo que me cuenta, las manos que me descuartizan, la boca que pide para cumplir deseos, los ojos que ven el mundo por mí, la bomba de mi corazón y la debilidad que me parte en dos. Así creces en mí. Los brazos que me comprenden, el sudor que corre por mi piel, el calor que me aviva, la piel de gallina después de un gol, las grietas en la silueta de mis labios y la risa que me hace feliz. Y sigues floreciendo a ciegas. La proyección de mi futuro, el cielo que amanece en mi ventana, mi lámpara en la oscuridad, la luz roja que me detiene y la vitamina que necesita mi cuerpo. Eso y más alcanzas a ser. El barco que me navega sin velas, la llama que me enciende sin fuego, los poros llenos de tranquilidad, las pestañas que preservan mis retinas y el escudo que llevo en el pecho. Vuelvo a repetir qué eres para mí. La puerta que se abre sin torcer el llavín, los besos que vuelven a darme una vida más, la mirada que alimenta mis sentidos, el adiós que no conoce la salida y el mapa que me encuentra. Puedo continuar. El manual de mis instrucciones, el último latido que se sentiría en la piel después del orgasmo, el suspiro que se queda sin aliento, el gemido que se pierde en mis oídos y las manos que me consienten. ¿Qué más quieres ser?
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un cielo extraño

Una tarde de verano con un cielo extraño de techo volví a comprender que seré una ilusa mientras me siga envolviendo hasta las pestañas del amor. Igual lo prefiero así; soy feliz así. Nunca supe querer distinto. También supongo que me queda claro que los círculos no tienen fin, pero sí tengo la capacidad de detenerme para no continuar dándole vueltas. Me hiciste creer en las casualidades de otra forma pero te probé que para que sucedan teníamos que estar ahí. Esa tarde tu beso en la mejilla me descompuso; sé que quisimos tratar de entregar los suspiros que nos robamos aun con aquel silencio de por medio lleno de furia. Tu abrazo fue un tornado, me supo enfriar los pies, calentar el pecho hasta que me tembló todo el cuerpo y apenas tuve fuerzas de subir mi mano derecha para tapar mi boca, porque no creía lo que seguías produciéndome. Fue un arrebato de equilibro mirarte, que te colgaras de mi cuello y sentir tu pecho cerca del mío. Tu olor en el aire, en el viento que pasó y en aquel respiro enloquecedor. Y esa sonrisa después, a media vida en una foto, me elevó a jugar cómodamente entre las nubes. Te había dejado tanto en tan poco. Para el record de los recuerdos, tu boca fue la puerta a los pasillos de mi alma, sus paredes me sirvieron para expresar frases mucho más emotivas que las de acción poética y tus ojos me compraron todos los sueños que guardo de Nunca Jamás. El amor es una palabra muy pequeña y lo seguirá siendo, pero la nobleza de lo que hay detrás sólo se conoce con el tiempo.
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eso y más

La fiesta que me pierdo, el gran día que siempre se espera, el antojo del paladar, las horas que no vuelven, la cultura de mi mitología, la ilusión que saluda con entusiasmo y se despide con la tristeza que no sabe describirse, la ventana que da a un cielo azul y las huellas que dejan mis pies. Eres. Eso y más eres. Mi cuento de hadas, la piel que arde conmigo, los ojos que me dan puntos de vida, las manos que agarran mi felicidad, el rostro que descansa en mi mano, la complicidad que no miente y el motor de mis impulsos. Eres. Todavía eres eso y más. La imperfección única, el mundo que viaja conmigo, la mirada llena de enormidad, el sueño de mi locura, el temblar sin control, los besos esponjosos, la luna de mis noches y la suerte que encontré en un pajar. Eres. Todo eso eres y puedo seguir. Los números de mi combinación, el pecho que se abre con suavidad, la tranquilidad que me roba el estrés, la voz que endulza lo sin sabor, el abrazo que me toma por la cintura con delicadeza, el miedo que se rompe con un "Hola", los recuerdos que revivo con muchas sonrisas y el suspiro que llena los pulmones con aire de colores. Eres. Simplemente eres. La novela de final feliz, los deseos compartidos, los labios más dulces en la mejilla, mi despertador con la hora más oportuna, la quinta línea de este párrafo, las palabras que no sobran, el sentimiento recíproco y la boca por la que pido más. Eres.
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camino de Segovia

Camino de Segovia comprendí que las estrellas seguirían durmiendo en tu espalda, las rosas entre tus piernas y el mar en tus labios. A veces ver el resto de los rieles, de frente a todo lo que se va dejando detrás, implica fijarse en los ferrocarriles que pueden acercarse a destrozarnos las ganas de arriesgar. Yo me debo a mis escrituras, al desahogo de las paredes de mi boca, pero tú no, tú te debes a alguien. Y entre tanto deber te quedas debiéndome más. Ya sabes que me derrito cuando tocas mis debilidades. Tu ingenuidad es una trampa y he aprendido que hasta para mirarte de reojo hay que tener experiencia. Camino de Segovia quería darte los buenos días pero las letras descansaban todavía en los silencios de tu habitación; no vale la pena despertar el ruido de la respuesta que nada contra la marea. Mis retinas no dejan de bailar en tus recuerdos; yo sé que no mientes cuando dices que me quieres, pero sé que mientes cuando dices que no me quieres más. No importa si no rebobinamos la historia, mañana seguirán durmiendo las estrellas en tu espalda y yo me quedaré con el sueño de respirar las rosas entre tus piernas y hundida en los mares de tus labios.
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invariablemente

Madrid; he vuelto. Istanbul es comercio. Donetsk se reduce al Donbass Arena y al holocausto moderno. Istanbul también es una cárcel. La política española está en decadencia. Te pienso; estás en todas las ciudades. Barcelona y los bares; los cantautores me llenan los poros de alegría. No sé dónde se esconde el amor. La distancia es perpetua para algunos. Los aeropuertos sirven para dejarles heridas, penas y recuerdos sin sabor. Milano, Milano... "Milano te piensa" es una acción poética italiana. Me gusta verme en jeans cuando me quito la correa en migración, quizás me causa morbo. Las cervezas nativas ayudan a manejar el descontrol. He visto más de diez culturas en una sola ciudad en menos de una hora. Te pienso. Estás. París es colosal. ¿Y tú? París-Madrid. Madrid; he vuelto. Los cantautores me vuelven a llenar los poros de alegría. Invariablemente.
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1913

1913 golpes de suerte
1913 sueños
1913 miradas repasadas
1913 suspiros
1913 pensamientos compartidos
1913 bailes
1913 besos esponjosos
1913 realidades
1913 choques de frente
1913 verdades
1913 días sin dirección
1913 temblores
1913 abrazos recíprocos
1913 horas cumplidas
1913 sonrisas
1913 poemas al aire
1913 latidos
1913 esquemas rotos
1913 historias sin contar y yo navegando en tu memoria...

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días raros

Habrán pasado los días más raros desde la última vez que hablamos; el universo se empeña en alinear los planetas para que yo trate de caminar en puntillas sobre ellos mientras no olvido ni a trompetazos tu risa. Te busco donde sé que no voy a encontrarte, te pienso en los lugares que sé que no existen en mi mente y te encuentro en cada trago de saliva. Hemos visto tanto con ojos de adultos, pero hace falta hundirnos bailando en el fondo de nuestras gargantas; hace falta tanto que a veces no es fácil saber por dónde empezar. Hace falta abrazarnos hasta rompernos los huesos, mirarnos hasta gastarnos la retina, decirnos al oido lo injusto que es el mundo, olernos lo poco cierto que nos queda, saborear lo lindo de las cosas que no tememos gritarnos y que por cordura terminan perdiéndose en los trenes de las grandes ciudades y en las calles sin salida de las pequeñas ciudades. Hace falta hasta llorar...
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globos

Se explotaron los globos de la felicidad, ya no quedan promesas en mi habitación. La melancolía duerme con la nostalgia y la tristeza amanece con la risa porque no tiene donde cobijarse; mis manos no saben lo que es dejarse guiar por la silueta de un cuerpo desde el invierno. Y de repente tengo atravesado en la frente la idea de que todos hemos tenido que olvidar a alguien alguna vez, pero irremediablemente lo olvidable puede ganar terreno en un abrir y cerrar de ojos. Lo bueno es que se me da bien lo de sacar de donde no hay; lo mejor es que sé que tampoco puede ser tan grave. Me resigno a pensar que estoy de paso. Así que si te vence el amor que me tienes ya sabes que estaré detrás de cada atardecer y amanecer. No debí dejar que solamente la lógica decidiera esto, los anhelos y el corazón no tienen razón por la que cargar con tanta añoranza ahora. Pero la vida se trata de esto, a veces, de no encontrar explicaciones a las cosas.
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never neverland

"Empiezo a creer que nuestro lugar ideal es Nunca Jamás. Te cuento que ya tengo el mapa, y sé cómo llegar, debemos girar en la segunda estrella a la derecha, volando hasta el amanecer. Habrá que mantenerse despierto durante toda una madrugada, pero eso no será una pesadez, lo sabes muy bien y yo lo sé de más. Si te llevo conmigo Campanita tendrá celos de ti hasta que te conozca y logre convencerse de que eres un hada, igual que ella, pero más dulce todavía. La felicidad no será más una "Utopía", de hecho, podemos visitar ese país que también nos quedará a la vuelta; la diversión nos espera en "Wonderland" y con tu sonrisa los niños perdidos no se sentirán más así. Te prometo que el Capitán Garfio desde que te vea volverá a ser sensible y puede que hasta recupere un toque de humor infantil. A los piratas temibles y a los indios salvajes los llevaremos a vivir a "Narnia" hasta que aprendamos a usar espadas, esas que luego nos permitan jugar hasta agotarnos de ilusión. Por fin podremos ver todos los colores en su máxima tonalidad; la risa en su más sincera expresión y los besos de 'buenas noches' más tiernos. Yo te daré los abrazos más delicados y los besos más... más... más... ¡Shhh! Cuando duerman los niños perdidos volveré a dibujarte el mapa de ésta isla por si un día te pierdes sepas como regresar. Pero si no quieres venir, ya te enterarás porqué los polvos mágicos son tan necesarios cuando nos estamos haciendo mayores... Son para no olvidarnos de la niñez, la libertad y la fantasía".
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Hector Mota a.k.a "Motika"... Esta nota es tu regalo de cumpleaños. Recuerda que... "Siempre volvemos a Nunca Jamás..."

floreciente

No tengo liciencia para volverte a hablar de todo lo que quedó detrás guardado en un cajón sin candado, pero la licencia de escribir no me la quita nadie. Ni siquiera tú; sí, tú, que te has pasado el día recorriendo los laberintos de mi cabeza, sin que te enteres. Te he dejado correr; no te he atrapado porque es mejor no estropear la libertad que tengo para imaginar que tu cuello es una curva en la que puedo perder la cordura y para insistirle a mis manos que tu espalda es un trayecto con destino a las nubes. Te he pasado los dedos de mi mano por las pestañas treinta y tres veces hoy, acaraciándotelas de lado a lado, mientras descansas la mirada y me digo una y otra vez que quizás me echas de menos y no te atreves a decirlo. No sé si es conveniente que me mienta a mí misma pero mientras sigues en mi cabeza te toco los labios, me mojo los dedos con mi saliva y así húmedos los dejo deslizarse por los tuyos. He mencionado tanto a mis dedos que ya están locos y se dan cuenta por sí solos que hay cosas que no puedes controlar. Por eso y más le han pedido a mis piernas que se encarguen de las tuyas; mis piernas entre tus piernas es una odisea, al menos en mis pensamientos, es el carnaval de Brasil en pleno mes de abril. Repito, no es cuestión de tenerte, es de no ser realista y que primero conozcas mi parte tierna, porque sino en cuestión de segundos me desarmarás. ¿Sabes qué pasa cuando logras desarmar a alguien? ¿Sabes qué pasa cuando todo es "floreciente"?
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el día siguiente

Mis bostezos del día siguiente tienen el color de sus ojos, el corazón estalla y aún así sigue latiendo con todas sus grietas; el sonido de su risa pone a bailar mis tímpanos y cuando me hace reír me regala un vuelo a la tierra de Nunca Jamás. No he andado por los rincones de su cuerpo pero me imagino que cuando se estremece es el verano hecho sensación. Si le mando un beso de buenas noches temo que se perderá al chocar de frente con su cara y no sabrá dónde anclar por su rostro bestialmente hermoso. Por eso estoy contándolos para un día dárselos de distintas formas, con el permiso del universo, desde un beso cálido hasta otro totalmente mojado. Sus manos apenas me han tocado y, en parte, me alegro porque no creo que pueda soportar otra cascada de fuegos artificiales por toda mi piel; me desarma y sólo quisiera que me abrazara por detrás, esperando que sus hilos me aten los descosidos que tiene mi alma.

intelecto

Me he pasado el día distraída. Increíblemente distraída. Me vino a visitar la imaginación y no he parado de darte besos apasionados y me vino a visitar la intimidad y has acabado entre mis piernas. Es un atrevimiento pero debo confesar que no he sacado las palabras del zafacón de la basura. Mi valentía quiere salir a cenar con tu audacia y mi sutileza quiere ir a por un café con tu intelecto. Ya no quiero más de lo mismo. Si te beso va a estallar una piñata de emociones y no sé quién termine recogiéndolas cuando caigan al piso; supongo que por eso el mundo se empeña en decir que hay que arriesgar. Espero que el tiempo me ayude a olvidarte porque sino la infidelidad acabará con la soltería.
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espejismo

¡Hola!, ¡buenos días!, me despierto sin el sabor dulce de tus besos, sin saber que estás bien; no sé si estos días tan fríos me han vuelto insensible o quizás a ti, ni tampoco sé si el torpe quehacer es tu agobio. Estoy sin saber a dónde se enterraron los sentidos que nos mueven el piso. Pero sé que estás ahí, a tu forma y lo demuestras a tu manera, cuando puedes, cuando quieres, cuando ambas se combinan y logran decorar el día más bonito para mí.
¿Dónde te veo? Quizás en un bus, en dos semanas, camino a la playa, con el mundo sonriendo por el retrovisor. Yo te encuentro en todos lados; te extraño sin tenerte y sé que no te tengo con extrañarte.
¿Piensas en mí? Yo sé que sí.
No he tenido las mejores relaciones, ni las mejores experiencias, pero las que he guardado me han hecho entender que el problema no es terminar una relación; sino tener valor de empezarla desde cero.
La gente tiende a deslumbrarse con las primeras impresiones y se malinterpreta lo que se llama amor a primera vista por una emoción momentánea, por un estado emocional muy intenso y esa primera impresión que nos produce un temblor pasa a ser un simple espejismo.
¿Soy un espejismo? Yo sé que no (?).