trayecto

Este trayecto empieza a verse largo, amargo y pesado, a pesar de que ofrece sombra, de que me siento arropada, de que hay tanto y nada alrededor al mismo tiempo... Mientras camino iré poniéndole parches al alma para no mostrar sus roturas. Prometí no salar mis mejillas; prometí no dejar saber qué pasaba por mi mente; prometí no hablar con el nudo en la garganta y prometí no demostrar el quiebre de mi voz. Sabes porqué.
Hoy el sol avisará, igual que todas las mañanas, cuándo debo abrir los ojos y tú no estarás ahí tratando de ocultarme la claridad para que pueda continuar soñando.
Duele. Molesta. Enoja. Pero me hago grande. Me hago humilde. Me hago más yo. Construí paredes de bondad en mi burbuja; sabes mejor que nadie que yo me doy y que lo hago sobre todo sin temor a verme desilusionada, desganada, desfraudada; al final te sigo transmitiendo de todo un poco: inestabilidad, efusividad, rabietas, dulzura, entusiasmo, suavidad y hasta apacibilidad de genio, sí, tu genio, tu carácter.
Voy aplaudirme por un momento para reconstruir los ánimos; no eres tú quién tiene la culpa, ni mucho menos yo, no sabemos quién pero no tengo cómo esconderlo, los demás son expertos haciéndolo. Es más, la gente para zafarse de una situación que no puede controlar siempre le echa la culpa a alguien. ¿Qué tal si por lo que queda del día te echamos la culpa? Un par de horas seguro no te sientan mal. O por una hora me la echas a mí. Un(a)hora nos aclararía la vida, la consciencia, las manos, las señales, las culpas... No sé cuando mi "dicha amorosa" tomará su curso; si es por tu orgullo debería ir moviéndome hacia el lado del declive porque no volverás a hablarme... Quisiera que el corazón no se tocara, porque las palabras a veces lo hacen, luego los hechos y terminamos haciéndolo pedazos. Lo sé porque el mío tiene muchos pedazos, uno que a veces no te entiende, uno que otras veces no te tolera, uno que pocas veces no te quiere ver, pero también tiene uno que te quiere invariablemente, uno que te extraña incansablemente, uno que te admira inteligentemente, uno que no sabe tampoco qué va a hacer con sigo mismo y piensa hasta en romperse en más pedacitos... Soy un paréntesis, una tarjeta de salida, un columpio, un escalón (¿para haber ascendido o descendido?)... Fui, soy y seré tantas cosas.

FlickR