floreciente

No tengo liciencia para volverte a hablar de todo lo que quedó detrás guardado en un cajón sin candado, pero la licencia de escribir no me la quita nadie. Ni siquiera tú; sí, tú, que te has pasado el día recorriendo los laberintos de mi cabeza, sin que te enteres. Te he dejado correr; no te he atrapado porque es mejor no estropear la libertad que tengo para imaginar que tu cuello es una curva en la que puedo perder la cordura y para insistirle a mis manos que tu espalda es un trayecto con destino a las nubes. Te he pasado los dedos de mi mano por las pestañas treinta y tres veces hoy, acaraciándotelas de lado a lado, mientras descansas la mirada y me digo una y otra vez que quizás me echas de menos y no te atreves a decirlo. No sé si es conveniente que me mienta a mí misma pero mientras sigues en mi cabeza te toco los labios, me mojo los dedos con mi saliva y así húmedos los dejo deslizarse por los tuyos. He mencionado tanto a mis dedos que ya están locos y se dan cuenta por sí solos que hay cosas que no puedes controlar. Por eso y más le han pedido a mis piernas que se encarguen de las tuyas; mis piernas entre tus piernas es una odisea, al menos en mis pensamientos, es el carnaval de Brasil en pleno mes de abril. Repito, no es cuestión de tenerte, es de no ser realista y que primero conozcas mi parte tierna, porque sino en cuestión de segundos me desarmarás. ¿Sabes qué pasa cuando logras desarmar a alguien? ¿Sabes qué pasa cuando todo es "floreciente"?
FlickR

2 comentarios:

  1. Parece que tambien tienes licencia para tocar las fibras mas sensibles de los que te leemos :p

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