hasta siempre

Despierto sin tu paisaje, reviviendo sentimientos, sin poder construir en lo muerto, con tanto frío, sin el puente de tus sueños, sin los canales de Venecia, sin el arroyo de tus ganas; estoy comprando diario un boleto a tu recuerdo, a tu boca, a tu macaron de Ladurée, a tus 'Buen día', a tus piernas, a ese coliseo romano, añorando la cobija de tus brazos, el colchón de tu pecho y arrojando hojas de otoño al aire que respiras. Sé que quedé fascinada con tu risa, tu mirada de enojo, tu silencio perdido, tus excusas sin fin, tu terquedad, incluso lo que hicimos mal.
Ya no hay nada en mis manos, no hay plan B, ni siquiera el resto del abecedario puede ser otra estrategia; todo está en las tuyas, sin más. Eres el hat-trick en una final, el título, mi Copa Mundial, mi Libertadores, mi Barclays, mi Scudetto, mi Liga, mi Champions League, mi Intercontinental, lo máximo que puede desear un futbolista de élite, de Sudamérica a Europa, pero en Nueva York te pediré un 'hasta siempre' y si lo puedo imaginar, lo puedo lograr. Todo por agarrar tus manos, abrazarte sin antojo, sólo por amor y mirarte para admirarte hasta que me vuelvas a encontrar con un beso.
El mundo se quedará queriendo contemplarnos.

FlickR

gotas de amor

Ya lo entiendo, ya lo veo; esto de ser incondicional ni con una promesa que se guarde se conserva, sólo es cuestión de sentirlo, de saber que no importa lo que hagas continua a su forma y si tratas de moldearlo para buscarle otro espacio lo que hace es esparcirse. Por eso hay que dejarlo ser; ya va a menguar, ya va a deslizarse, ya va a desaparecer, tal cual las gotas de lluvia en el cristal.
FlickR

ese día

Mi mano derecha en el este de tu pecho intentando apaciguar las carcajadas, mis dedos en el centro de tu boca buscando un silencio dulce, mi cabeza en la almohada de tu abdomen, mis ojos escuchando el cielo de tus labios, mis oidos mirando el sonido de tu voz y tu nombre que se repetía en distintas ocasiones sin fin aparente hasta que tu propia independencia me arrastró a las arcadas de la cicatriz más importante de tu vida. Tu sonrisa despertó mi risa y mis ganas de jugar con tus pies; eres la suerte de primera calidad que se durmió con el atardecer. Ese día hubiera podido cenar con el paso de tus años, tal vez me hubiera enamorado de lo que serás, pero no te volví a ver; me declaré culpable de querernos conquistar. Volvamos a vernos, a hablarnos.
FlickR