dioses

Nos sentamos a hablar en nuestro idioma, el de los Dioses que andan por los cielos jugando con colibríes y hadas, y se sientan en los bancos del paraíso, sin terceros. Y conversamos, largo, tendido, y ya podemos confirmarle al mundo que mientras más claro se hable menos chances habrán de abandonarnos. Es que entre ruinas se puede hacer crecer cualquier sentimiento que tenga ganas de perdurar, además pintar una cara de satisfacción en tu rostro es caminar en dirección a la eternidad; es vender todas las entradas al Partenón desde que decidiste sentarte a mi vera. Al tiempo se le hace tan difícil llevarse la palabra inscrita en la piel que escondemos debajo de este "chitón o himatión". No te hace falta ser foco de atención para brillar con tu cuerpo, con tu escultura hecha por los arquitectos más envidiados de la historia, te hace más feliz que te cante para siempre en las noches de cualquier estación, y a mí me hace sentir grande. Más grande que Afrodita.

reflejo

Ayer recogí mi corazón del zafacón de la basura, no podía seguir peleando más con el vacío; estaba mojado en lágrimas, no sabía de los sentidos y había olvidado que para querer nada más hace falta un rato de magia, de alegría. También estaba agigantado, creía que la lluvia era un momento de teatro de ballet y solo quedaba a la memoria que Dios me hizo conocerte el día de su cumpleaños. Y, para mí, la vida fue tu sonrisa, el reflejo de lo que se duplica, del amor cuando viene en una caja de sorpresas; una delicia.
Entonces me tocó soñar que acaricié tu boca y mis pupilas se vistieron de Mardi Gras, los latidos bombearon confeti y el pecho se infló para regalarnos vejigas de muchos colores. El problema es lo que guardo: el silencio. Y el silencio cuando pega te desmantela la felicidad y me hace presentar una cara invariable, dura, triste. Quisiera comprarle un pasaporte diplomático a la tristeza o que la saques a tomar un café, que la engañes en el camino de regreso y la dejes abandonada en cualquier calle sin salida.
Me salvas el mundo, si quieres.

burbujas

Hoy es un día de esos en los que me enternece saber que estás conmigo, en las alturas, a mi lado, circulando entre la gente, dejando en el piso el miedo a despegar y la inseguridad a volar. No hay esperanza cuando se vuela bajo.
¿Puedes consentir un carácter débil hoy? Te necesito. No me sobra el valor para decirte que, de verdad, la única salida es sentarnos en el "living room" del bosque a desintoxicar los pulmones, y a colar un perdón que llega sin más.
No debería de decir esto, es injusto, pero no me equivoqué contigo. En realidad todo es complejo, hasta seguir pececillos en la bañera o contar los delfines en las cortinas. Tengo una dependencia de ti que no se compara con nada ni nadie; solamente que tendremos que irnos a "Neverland" para no explotar, ni morir uno enfrente del otro por las imprudencias de los adultos. Los niños nos dejan ser y juegan con otros iguales a nosotros; les causa gracia la picardía que utilizamos para escaparnos de sus manos y nos empujan al cielo con la brisa tierna que sale de sus labios. También les encantan los colores diferentes que tenemos a pesar de ser transparentes.
Hay un mundo en el centro de mi burbuja, "full" de promesas, listo para deshacerse de la soledad. ¿Qué hay en el tuyo?

FlickR

cachetazos

Sin filtros, hoy, soy feliz. Es mi calcomanía del día. Y estoy dispuesta a comprarle a cualquier loco un saco de energía, tres sonrisas sin razones, una para después de cada comida, media docena de abrazos con cachetazos incluidos; los cachetazos tienen su propósito, siempre. Lo demás me da igual, así que dejémosle el sexo sin amor a los inquilinos que no saben de dedicatorias, de poner en "on" el silencio cuando el cielo lo suplica y de contar historias sobre todo lo vivido cuando las entrañas piden un respiro, y ponme de rodillas cuando entres de la mano con el otoño cualquier día de este verano infernal.