hello Mother

Hello, Mother!, o mejor en nuestro idioma, ¡hola, madre!, tengo que escribirte unas lineas, acaparar tu atención, robar tu tiempo, y darte las gracias por el afecto incalculable, el trato tan bonito, porque a pesar de lo que pueda pasar no dejaré de ser invisible para ti, al contrario, seguiré siendo tu princesa, tu "Cinderella". Tengo que buscar la manera de entender tus "caprichos", tus "manipulaciones", tus "desajustes"; es verdad que todo lo haces por un bien, a ésta altura todavía se me hace un poco difícil verlo así, pero ¡te quiero!
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en mis oídos

Cuéntame un secreto, el más lindo del mundo, y déjame las rodillas temblando, las manos sudando y los dientes chocándose entre sí. La vida no es la realidad solamente, está lo que compartes conmigo, en sueños, en mis oídos, aquello que decidas susurrarme con todo el amor del cielo. A los grillos que estén atentos, que te escuchen, para que se enteren de lo que es la ilusión y conozcan tu voz de miel. Yo me iré a dormir con suma tranquilidad, nunca conoceré el desamor, el maltrato y la traición; a mi lado tengo tus palabras que me servirán siempre de aliento, de franqueza, de lo que un día prometiste no volver a repetir.
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rosa(s)

Estás a mi cuidado, todo el tiempo, pero estoy a punto de arrancarte los pétalos anclados en tu tallo, uno por uno; no es hacerte daño, es quitarte lo innecesario. Además, ya me conoces, sabes que siempre he dicho que lo que vale es lo de adentro. Voy a recogerlos, sin pena, sin remordimiento, y los guardaré entre las hojas del libro de nuestras vivencias. Eres el regalo del "perdón" para muchos, del "te amo", del "¡felicidades!", de la "pasión" y otras tantas cosas más. No es insensatez, eres mi regalo para envejecer, para vivir, para dormir, para oler mi almohada, para llorar, para la eternidad. Hoy seguirás conquistando las miradas pero yo me quedo contigo mañana.
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principito

No te enojes, es que no sé cómo pronunciar las miles de ideas que me pasan por la cabeza cuando estoy contigo. Lo intento, pero me salen tonterías. Tonterías perfectas; no puedo controlar la vergüenza, me sonrojo... Y ruborizarse es una respuesta afirmativa. Cómo te explico cara a cara que en las noches me llevas al espacio, a Platón, así me aprovecho para visitar a "El Principito" también y me enseña de una forma distinta a cada millón de año luz todo lo esencial que es invisible para los ojos; me hace aprender de tus cosas, lo que hace que te entienda comprensiblemente y te comprenda extensiblemente, porque tú no lo conoces pero él a ti sí. Por él es que sé de tu fragilidad, de tu entrega y de tu amor, entonces me hace compararte con su rosa. Pero cuando él se escapa con los pájaros del invierno ella es la que me recibe, esa misma rosa que deja cubierta con tanto cuidado; y hablamos, hablo de ti y tus cosas, de que quisiera enmendar las fallas, no olvidarlas borrándolas sino pintarlas de colores pasteles para recordarme a menudo por qué sucedieron, por qué llegaron a tal punto, por qué te hirieron a tal grado y por qué te arropo con mis sandeces. A ti; sobre todo a ti. Tú no mereces que te duela, te moleste ni te irrite nada. Por eso me preocupo porque respires el aire, no el polvo; yo no quiero ser polvo. Yo no pretendo tocarte cuando no tengas ganas de abrazarme, tampoco mirarte si te faltan fuerzas para mimarme, pero seguiré a tu lado, a la derecha, a la izquierda, no importa. Es verdad que he aprendido tanto con él, no deja de sorprenderme; él no permite que mi sueño sea pequeño, que ni siquiera se compare con el de nadie. Por eso es que a tu lado mi vida es un carnaval; trajes de colores para los días grises, antifaces para aguantar la soledad, la tristeza, las flaquezas, y un sin número de accesorios que llenan los recovecos que nos terminan arañando las paredes del silencio cuando la distancia intenta ser el muro de Berlin. No me sobran las ganas de abrazarte por todo el cuello, apretarte, fuerte, acercar mis labios a tu oído y decirte que me completas, para producir en ti la necesidad de retenerme... Yo te domestiqué; hice como él, "El Principito", dentro de un centenar de rosas cultivé una sola y encontré lo que buscaba. He buscado con el corazón…
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