el puente de las mentiras

Las palabras se han agotado, las frases bonitas se han acabado; ya no me sé todas las respuestas, ni sé dónde buscarlas. Se ha vuelto una pesadez. Debería invitarte a comer un plato ligero de fuerzas y un postre muy dulce de certeza, o tú a mí ¿qué más da?, porque la realidad es que me he perdido muchas de tus miradas; extraño tus risas (su sonido) y tus chistes (su gracia).
Te saldré a buscar al extranjero de mis roturas y al país de mi boca. Quisiera darle un salto gigante a todo esto, no dar pie con las heridas, la intolerancia y la incomprensión; cruzaré el puente de las mentiras para hacerte ver que mientras pueda recordarte siempre pensaré que compartimos bastante poco tiempo.
A lo mejor el mismo tiempo se encarga de hacerme entender que en cualquier momento, sin dudarlo, ya tuve 'lo nuestro'.
Ya lo sé, por gente como yo es que existe el amor.

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impermeable

No sé si me entiendes bien o mejor que nadie; yo te recuerdo y sonrío, debería de ser todo lo contrario, ¿no? Pues no, sigo exprimiendo de a gotas tu olor, tu mirada, tus risas, para saborearlo igual: gota a gota. Me acuesto temprano para escaparme por la ventana de mis pestañas cuando el resto duerme, salgo a encontrarme con las estrellas que se sentaban en tu balcón a observarnos y hablo con el oscuro de la noche para que vuelva a distraerme con los cuentos nuestros, esos que se quedó e incondicionalmente se guarda para la eternidad. Y es que se me hace agua la boca cuando me dice que mi sombra aún de noche te echa de menos y que durante el día corre a adormecerse con la tuya en tu siesta transitoria.
Parpadeo más de lo normal con la excusa que entre uno de esos segundos cierre los ojos y te vea a todo color en el teatro de mis sueños, ese en el que tu papel principal se reduce solamente a hacer que mis ojos brillen. Si estuviera entre la espada y la pared eligiendo un momento, sería cualquiera de esos en los que te tuve entre mis brazos. Fue mi mejor regalo y lo será. Que por eso te he empezado a construir una escalera, esa que te permita subir, subir, subir y subir, para que puedas encontrar lo que quieres y necesitas. Tú no te preocupes, su diseño es infinito y te prometo que de compañía siempre tendrás pájaros silvestres. Además, no importa quien te desquiera o si el día está nublado, o si llueve, o si hace frío, porque ya te he comprado un impermeable lleno de abrazos.
He cerrado los puños bien fuerte hoy, porque he tenido la sensación extraña de que tus caricias se me estaban resbalando por las manos y yo no quiero perderlas, quiero que siempre me recorran. Y quiero que cuando te escuches suspirar, inconscientemente, no se te queme el respirar.
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hombres con corbatas

Los hombres con corbatas se apuran, corren y aceleran al mundo, se convierten en un problema para la quietud, hablan de una crisis pero yo encuentro que cada sigue girando alrededor de sus prioridades. El hombre del tiempo también habla, pero de precipitaciones, desajustes... ¡muy bien!, yo sé de desajustes, de huelgas de amor. Pregúntame lo que quieras.
Hay días malos y buenos, días que entre los dos no tienes fuerza para nada, que sientes que todo lo que estás haciendo lo haces de más, por eso he aprendido a dejar la memoria colgada en el balcón, que si quiere que tome un resfriado, qué más da; a encender el silencio, a cualquier hora, poniéndolo a todo volumen y a contar los pasos que doy en falso. Pregúntame más.
Me divido en frases periódicamente y en las indecisiones, no porque soy así sino porque soy humano, pero este año que acaba me dividió en dos: en que la mejor solución hubiera sido que no hubiera pasado nada y en que no hubiera podido vivir si no hubiera pasado nada. Y este mundo va de la mano de las pocas cosas que hay para añadir. Puedes seguir preguntando.
Viajar. Las tertulias. Viajar. Las risas. Viajar. Por eso insisto en decirle, a cualquiera que me pregunte, que este año he aprendido a querer con más intensidad e inmensidad, porque te hace incluso valorarlo en mayor proporción y tenerlo más pendiente, pero es porque pega fuerte, no todo el mundo es capaz de hacerlo ni de entender que es la única forma que te llena. No me preguntes más, no sé más.
Mientras los hombres con corbatas analizan más situaciones yo recojo los regueros que voy dejando en cualquier lado, pensando que estoy consciente de que tú y yo teníamos que conocernos este verano; hoy me ha dado con hablar con Fernando, he puesto mucha atención; me queda decir que nada se puede dar por sentado.
Voy a encender el silencio a todo volumen.
Me voy volando bajito...
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me moviste el piso

¿Te acuerdas cuando nos conocimos? Yo estaba tan nerviosa al saludarnos que me enredé dándonos los besos en la mejilla y, solamente, quedó reírnos. Jo-der, qué contenta. Yo quería tirarte fotos para creer lo que veía y tú no te dejabas, entonces me entraba más la vergüenza. Yo no sabía qué hacer; me dio con hablar de Dios, el clima y las pavadas, pero ni siquiera contigo. Yo a ti te respetaba aunque me encantaba mirarte sonreír por mis chorradas, a pesar de que no te pudiera ver los ojitos empapados de alegría a causa de tus lentes artísticos. Soy una mujer pero tengo un encanto de niña y no lo quiero perder; te miré como una niña cuando me agarraste el cuello. Y eso que yo no sabía que te iba a ver desde el día uno. ¿Te imaginas si lo hubiera sabido? Me daba con joderte, halarte, sacarte la lengua, picarte un ojito, buscarte entre la gente cuando te alejabas para que, de alguna forma u otra y aún sin estar frente a frente, después chocáramos las miradas y perderme en un momento de complicidad. Como cuando te agarré los dedos, fuerte, jugando con la guitarra y tus ojos se perdieron en mis pupilas y mis pupilas en tus ojos. Fue tan obvio que esquivaste naturalmente.
¿Por qué tenía los labios tan rojos? Quizá de tanto mordérmelos al pensar que no te volvería a ver más o de las ganas incontables de tratarte y guardarte donde nadie te toque. Porque yo a veces pienso que tu beso de despedida y tu abrazo playero (no sé de dónde salió esto último) solo me dejó ese tierno apetito de entibiarte por detrás y decirte al oído en un susurro perezosito algo bonito.
A veces quisiera haber tenido un poco más de experiencia. Tú no debiste esperar; yo no debí esperarte. Mejor no debió de ser así. Las cosas cambiaron. Casi rozas la perfección, casi. Algún defecto tenías que tener... Sí, no querer estar entre mis brazos.
Lo siento. No por ti, sino por mí. Yo no sé cómo, quizá porque una parte de mí sabe que soy una niña con un encanto de mujer, pero quería encantarte y, si tú lo permitías, enamorarte. Me moviste el piso; la vida desvaneció el resto.
Pero había algo... "algo". Jode que a veces la vida sea tan puta.

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telaraña

Una presa, en tu mundo, en tu guarida, "in-da house", (in)FELIZ, lista para comprarle una entrada al parque de diversiones a la soledad. Haz de tus palabras las promesas que busqué en febrero y pude volver a encontrar en mayo. Voy a tapizarte una canasta de besos con tus pestañas que terminarás sintiéndote tan parte de mí; hay que poner tripa porque sino tejerte anhelos y sueños no se me dará bien. Para mí no hace falta hacer recuerdos para los ojos de los demás, pero si quieres nos hacemos una foto con el cielo de "London" de fondo. Cualquier fondo es propicio, cualquier estación, cualquier cara, mientras estés a mi lado. Conserva la mirada, la sonrisa, y los hilos que me dejan enganchada a tus pies. No me voy. A ningún lado me voy.
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lavanda con pureza de cielo

No sé dónde se guardan los corazones rotos, pensé que podía quedármelo bien dentro y ofrecerle oxígeno junto a mis pulmones. Por lo menos creo que unirlo no saldría tan caro, solo que los rompecabezas no ayudan a recomponer nada, siempre te dejan grietas y fisuras, a pesar de que te pinten el mar turquesa de la Riviera Maya. La verdad es que, al final, el nudo en la garganta termina convirtiéndose en tu peor enemigo. Ya lo sé. Los ojos también se inundan y los nervios pasan a ser los hermanos que nunca tuviste. La vida se saborea mejor cuando nada es lo que esperas. Y por lo menos tu aroma no se pierde, antes se maltratarían las rosas con la lluvia, tu esencia sigue siendo intachable, hueles a lavanda con pureza de cielo, nadie podría olvidarlo. Por eso al suspirar cada espacio de mi cabeza, vacío u ocupado, recuerda todo de ti, tu boca, tus párpados, e incluso el día que regreses.

co-(f)re-zon

Ni los piratas del caribe saben de este tesoro, del que tengo abrazado y pegado al pecho, cuidándolo con escopetas escondidas entre los dientes; éstas joyas y éstas perlas sirven de distracción, debajo está mi otra tierra, mi otro sol: tu corazón. Mi caja torácica del pulmón derecho está lista para convertirse en su hogar. Eres un suero de calma mas 10 cc de dulzura; mi defensa, el alivio que me salen a comprar los pájaros silvestres a otras aguas y la fuerza que entierro en las playas de mi alma. Eres el cofre de la vida y de la respiración limpia, sana. Mi otro co-(f)re-zon.
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paedocypris

Este mes el viento se ha empeñado en congelar el pasado. Que con este frío se hace imposible templar la razón, a pesar del caliente de los cristales de mis ventanas al medio día. Debería de dejar de tejer los recuerdos, sigo quedándome con el otoño en la cabeza, firme, así como tu palabra; el otoño es especial, siempre lo será.
¿Te acuerdas cuando te agarré las muñecas y te dije flojito al oído que tenía ganas de ti? Mis ganas disimuladas detrás de los hilos de la bufanda, las tuyas te brotaban por las cachas de los labios. Cuánto porte para un solo cigarrillo; la mirada te cambia. Te hubiera dejado fumarme el alma de un copazo. Un solo copazo. Cuando te enojabas conmigo me hacías pagar una parte con el sabor que te sobraba en la lengua, porque bien sabías que no lo toleraba; a mí ya qué me importaba, yo sencillamente quería dormirme pegada a tu piel y baldearte el cuerpo con mi calor, el tuyo, nuestro calor.
Todavía el corazón se empeña en extenderte los brazos, abrazarte, sin más, aunque tus sinsentidos mientras cerrabas los ojitos me rechazaran. Lo que no sabes es que cuando sucedía eso el silencio, las rayas verdes de mi pijama y mi lógica quedaban todas para besarte la frente; te rozaba con tanta ternura mi nariz por tu nariz que tú ni te enterabas. Me dejaba morir por el perfume en tu cuello... Ahora mismo lo pienso y me apetece que me escondas contigo por horas.
No sé si Paedocypris me entendería, el pez más pequeño del mundo, pero mi corazón se le compara al clavarme en la imagen blanda de cuando me besaste veintitrés veces la espalda.
Que a esta altura suceden dos cosas: me sigues cuidando y las cuerdas de tu voz se empapan de nervios cuando me hablas. Y si no es verdad, déjame seguir mintiéndome.

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situaciones y cartas

Tres motivos en mano para salir adelante, jugar a la vida, al amor y al destino. Y si no puedo vencer, tampoco me da miedo, bajo la manga guardaré opciones de vida para enamorarte con flores, chocolates y una maleta llena de sorpresas. La vida es eso, las sorpresas, las luces, las promesas; el amor es mucho más y el destino nos hace despedirnos con frialdad, a veces. No sé si me creerías cuando te digo que la vida necesita pausa, que el amor se despierta por los ojos y que el destino, pues, mejor no te repito dos veces lo que pienso. Hay cosas que vuelven, otras que no, y la gente no aprende que no solo se arriesga cuando se cree que se va a ganar sin medida. Con las situaciones y las cartas hay rachas, suerte, trampa. Pero me la estoy jugando… Si despego un día cualquiera con tus sueños en el pecho será con el único propósito de aliviar el dolor y encontrar la felicidad. Tiene sentido, está claro.
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pinocho

Tengo días similares a este en los que no siento nada; nada para expresar, que no sea a ti. Se me complica tanto describir mi estado que quizás solo las canciones de Luis Ramiro me comprenden. A veces creo que perder la cuenta de los días ayudaría un poco, imaginar vacaciones, vivir en un asteroide y solo seguir cuidándote; a mí manera. Y sonreír, sin más. Sonreír sin más es parecido a ver fuegos artificiales en Magic Kingdom y acabar poniéndole curitas a los labios de tanto que los estire.
No hay en la ciudad ningún escaparate que venda alfombras mágicas. Ni uno. Ni siquiera uno. A veces cuesta pero ser un personaje de Disney no está de más; allí construyen diferentes tipos de alfombras, de las que vuelan y de las que son mágicas, yo quiero una mágica; una alfombra mágica que no deje de estar protegida por un dosel de pájaros para invitarte a oler las estrellas y viajar a ras de olas.
Me verás con el sombrero del aprendiz de brujo tratando de sorprenderte haciendo con mi lámpara maravillosa caricaturas de pingüinos o perros, sin ninguna sinfonía de banda sonora que no sea tu risa, tus carcajadas; no dejaré de ver las nubes, la luna y luego entenderás lo que es hacer magia sin el genio de Aladino o el hada azul de Pinocho.
Pero yo sé que volveré a quedarme sin aliento al ver que tú sin alfombras, sin sombreros, sin varita mágica, sigues haciendo magia con tu sonrisa y tu mirada; esa que tiene la capacidad del gato de Cheshire, aparecer y desaparecer a base de voluntad.
Ya ves; he llegado al punto de enterarme que mi locura se queda en pelotas cuando me rozas las orejas y las costillas me tiemblan haciéndome cosquillas.
Las esquinas en tu refugio de algodón me han dado la idea de dejarte en el armario de los recuerdos una nota diciéndote qué has hecho, guardarlo y esconderme la llave en el tanque de los besos para hacer pie los días en que nos imprima cara de tristeza la soledad, la ausencia, el echar de menos.
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oh lo-lo

Eres, sí, eres dulce, tierno, una luz en el pasillo de los tropiezos, la risa que se esconde entre los dientes, una fuente de caricias, el sol que todos envidian tener en la madrugada, eres. Rubio, ojos mar, turquesa, el único hombre que define toda mi vida. El abrazo fuerte frente a una tormenta, la mirada ingenua que sirve de guarida, un destornillador de tristezas; ¡cuántas cosas puedes ser al mismo tiempo! Seguro que subastar tu "culita chapalina" sería la mayor apuesta de todos los tiempos. Y con tu timbre de voz al decirme cualquier tontería me hace regarlarle al mundo sonrisas. Oh lo-lo, qué "felí" me haces. Felí, felí, felí!

dioses

Nos sentamos a hablar en nuestro idioma, el de los Dioses que andan por los cielos jugando con colibríes y hadas, y se sientan en los bancos del paraíso, sin terceros. Y conversamos, largo, tendido, y ya podemos confirmarle al mundo que mientras más claro se hable menos chances habrán de abandonarnos. Es que entre ruinas se puede hacer crecer cualquier sentimiento que tenga ganas de perdurar, además pintar una cara de satisfacción en tu rostro es caminar en dirección a la eternidad; es vender todas las entradas al Partenón desde que decidiste sentarte a mi vera. Al tiempo se le hace tan difícil llevarse la palabra inscrita en la piel que escondemos debajo de este "chitón o himatión". No te hace falta ser foco de atención para brillar con tu cuerpo, con tu escultura hecha por los arquitectos más envidiados de la historia, te hace más feliz que te cante para siempre en las noches de cualquier estación, y a mí me hace sentir grande. Más grande que Afrodita.

reflejo

Ayer recogí mi corazón del zafacón de la basura, no podía seguir peleando más con el vacío; estaba mojado en lágrimas, no sabía de los sentidos y había olvidado que para querer nada más hace falta un rato de magia, de alegría. También estaba agigantado, creía que la lluvia era un momento de teatro de ballet y solo quedaba a la memoria que Dios me hizo conocerte el día de su cumpleaños. Y, para mí, la vida fue tu sonrisa, el reflejo de lo que se duplica, del amor cuando viene en una caja de sorpresas; una delicia.
Entonces me tocó soñar que acaricié tu boca y mis pupilas se vistieron de Mardi Gras, los latidos bombearon confeti y el pecho se infló para regalarnos vejigas de muchos colores. El problema es lo que guardo: el silencio. Y el silencio cuando pega te desmantela la felicidad y me hace presentar una cara invariable, dura, triste. Quisiera comprarle un pasaporte diplomático a la tristeza o que la saques a tomar un café, que la engañes en el camino de regreso y la dejes abandonada en cualquier calle sin salida.
Me salvas el mundo, si quieres.

burbujas

Hoy es un día de esos en los que me enternece saber que estás conmigo, en las alturas, a mi lado, circulando entre la gente, dejando en el piso el miedo a despegar y la inseguridad a volar. No hay esperanza cuando se vuela bajo.
¿Puedes consentir un carácter débil hoy? Te necesito. No me sobra el valor para decirte que, de verdad, la única salida es sentarnos en el "living room" del bosque a desintoxicar los pulmones, y a colar un perdón que llega sin más.
No debería de decir esto, es injusto, pero no me equivoqué contigo. En realidad todo es complejo, hasta seguir pececillos en la bañera o contar los delfines en las cortinas. Tengo una dependencia de ti que no se compara con nada ni nadie; solamente que tendremos que irnos a "Neverland" para no explotar, ni morir uno enfrente del otro por las imprudencias de los adultos. Los niños nos dejan ser y juegan con otros iguales a nosotros; les causa gracia la picardía que utilizamos para escaparnos de sus manos y nos empujan al cielo con la brisa tierna que sale de sus labios. También les encantan los colores diferentes que tenemos a pesar de ser transparentes.
Hay un mundo en el centro de mi burbuja, "full" de promesas, listo para deshacerse de la soledad. ¿Qué hay en el tuyo?

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cachetazos

Sin filtros, hoy, soy feliz. Es mi calcomanía del día. Y estoy dispuesta a comprarle a cualquier loco un saco de energía, tres sonrisas sin razones, una para después de cada comida, media docena de abrazos con cachetazos incluidos; los cachetazos tienen su propósito, siempre. Lo demás me da igual, así que dejémosle el sexo sin amor a los inquilinos que no saben de dedicatorias, de poner en "on" el silencio cuando el cielo lo suplica y de contar historias sobre todo lo vivido cuando las entrañas piden un respiro, y ponme de rodillas cuando entres de la mano con el otoño cualquier día de este verano infernal.

nos queda tiempo

A veces debería enseñarte también las notas que no me atrevo a publicar pero que llegan a tu buzón, sin dirección, sin código postal, sin sellos. Sin mentirte creo que se convierten en cometas; cuando vuelas cometas se restaura el mundo junto a sus pinturas de temporada y toda mi atención es tu mundo, tus pasos. Desde que te conozco te invito a cenar al cielo, a besarte en el mar, a tocarte sobre las olas y a nadar en tus labios; desde que te abracé la playa se refleja en tus ojos y tu piel se vuelve una fantasía, entonces vivimos en el país de Nunca Jamás por un segundo, por un minuto, por una hora. También en Platón. Me quedo en ti, es mi momento feliz; te quedas en mí, es nuestra hora feliz. Son los abrazos, que se dan por siempre; son los bailes, que se graban sobre la mesa; son tus manos, tus dedos y tocarme con ellos me transporta a las nubes, no puedo evitarlo. Todo se vuelve un gran cuento, sin soñar, sin encerrarse, sin contarlo; yo me siento segura, con mi espacio, con mi tiempo, contigo, sin tenerte. Pues, uno quiere que esas cosas sean por siempre, solo se sienten divino una vez, como ver la foto de la Mona Lisa, encender una vela en la iglesia de Notre-Dame, subir a la Torre Eiffel, andar en los pasillos del Santiago Bernabeu, sin marginar detalles. Nos queda tiempo, ¿sabes?, al menos todavía, parar el mundo, contemplar, disfrutar, arder, salir y arder. Más que nada.
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O.I.A.

No escribiré de techos azules, de cruceros, ni de Peter Pan o Messi... Si me invento las cosas que no siento terminaría quitándole protagonismo a Pinocho y no es bueno mentir cuando se siente de verdad. En realidad, es mejor no hacerlo en ninguna circunstancia. Te cuento que estoy colgada de ojos al mundo de lunes a domingo porque... El orgullo nunca fue mi mejor aliado, siempre creció con garras; te saca de razón, te entierra y a veces te ciega. La inocencia siempre me delata, nunca supe controlarla; te envuelve en la vergüenza, la timidez y a veces te maltrata. El amor, el amor es. Fue la primera palabra que pronunciaste y me sacudiste las pestañas, tanto que quisieron bailar tango en mis mejillas.
O. Ahí estas tú, imponente, antes de cualquier punto, y eres. Cuerpo cálido, alma volátil.
I. Ahí estoy yo, infantil, después y antes de cualquier punto, y sigo siendo. Ojos marrones, manos mágicas.
A.l final estamos bajo el mismo letrero, haciéndonos los locos, jugando con la vida y sus putos pestillos, pero acariciándonos los tobillos y creyendo de una vez por todas que el amor nos hace compañía eternamente.

besos de sal

Una vez me propuse salir a recorrer el mundo, a pie, por tierra, dando pedales también, por aire o en algún velero; mejor hacerlo por mar por más que te pueda traicionar Poseidón y sus diosas vanidosas. Esa era mi intención, dejando todo lo innecesario detrás cada día, justamente haciendo de telón esas velas blancas que me llevarían a otros puertos, hasta que me paraste en seco y el mundo dejó de ser mundo. He dejado tanto en esas coordenadas, o latitudes, que no sé en realidad qué vaya a volver a necesitar, pero el mal tiempo frena y te deja sin ganas muchas veces de querer guardar en un baúl ciertas cosas. Lo ideal sería tenerte y después amarrarte a los nudillos bien fuerte, no con voluntad de hacerte un esclavo de soles, solo con el deseo de que los malos augurios no te devuelvan a tierra firme, lejos de mí. Y darte un mapa que te lleve a los fondos de mi silencio, y al azul, profundo, de mi cuerpo. Yo te llevaré por cualquier océano, estrenando el amanecer en mis abrazos y respirando cada color delicioso de un atardecer con sabor a besos de sal.

por las nubes

Un día te prometí escribir un listín de aquí al cielo para reconquistarte, no lo he podido lograr. Se me han acabado las palabras pero he decidido llegar yo primero y tomarte de la mano para invitarte a estas alturas. Por las nubes. Aquí estoy yo de tanta sensibilidad, de no encontrar lo que hace falta para traerte a calentarme la espalda. 34 silencios, sin más, y me parto en piezas para el mismo rompecabezas. Las cosas se ven con más claridad desde ésta silla de algodón, te convido a la hora del té(quiero), tibio, con azúcar para mí, para ti, sin más, también. Los errores se ven con más profundidad, los espacios vacíos con más dolor y ver el resto del cielo compra cualquier perdón. Mejor aún, cualquier reconciliación. Al menos, eso dicen los ángeles.

babosa

Si me pego a ti no tendré que buscar un nuevo refugio, no tendré que convertirme en algo más que luego salga a volar sin rumbo, sin mapa, sin calor; estará de más cualquier caparazón que me crezca en cualquier época del año también, y me hará sentir completa saber que mientras más babosa sea podré recorrer tu cuerpo con más facilidad: despacio, con suavidad y delicadeza. Porque tu piel es para acariciarla, no para andarla cuando camino entre ramas y árboles. Aunque dure muchas horas para llegar a mi destino, a ver el amanecer junto a ti, me alimenta el trayecto y me quita la sed el saber que terminaré acurrucada a tu cuerpo.
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mi copa mundial

Tú y yo hubiéramos podido organizar el mundial este año, tú con tus dieciséis equipos y yo con mis otros dieciséis; tus dieciséis virtudes y yo con mis cuatrodefectos y mis doce virtudes. ¡Vaya! Tú tienes los mejores, los grandes que siempre se califican durante las eliminatorias sin problemas y los que tienen esos jugadores que sólo saben artillarse con balones de oro, plata y bronce; yo, en cambio, tengo unos cuantos equipos dentro de esos dieciséis que ni me entero cómo se las ingeniaron para llegar a esta copa, si no tienen las técnicas, las tácticas, ni la visión para hacerlo, aunque siempre existen unos pocos de esos equipos que pasan a un segundo plano, se les resta importancia, pasa que después sorprenden a todos y pasan a los octavos de final cómodamente. Los que saben de esto podrían decir que los árbitros hay que fusilarlos porque se han puesto a tu favor y no han pitado en base a las reglas del juego, los fanáticos solo cantan los goles y yo digo que 'la suerte es una remera de primera calidad'. El calor es asfixiante, pero trece de tus equipos salen de la primera ronda sin inconvenientes, por mi lado califican solo tres. Da la impresión que esta Copa Mundial se queda en tu continente en esta edición. Ronda de octavos y tú sacas el plantel de figuras que se metería en un bolsillo a cualquiera de mis equipos, yo aguanto mi primer tiempo con mis "estrellas" que ni en Europa juegan pero sueñan y los últimos quince minutos a base de suplentes, solo cuando tengo el resultado entre las manos. Es que yo no soy un director técnico práctico y no me gusta salir con la misma alineación a cada partido. Sigues en ventaja; cuartos de final y seis de tus equipos continúan deslumbrando. Los que saben de esto insisten que aún vayas en ventaja uno de mis equipos brillará y alzará el máximo galardón, los fanáticos solo quieren seguir viendo los juegos y yo me aferro a los únicos dosequipos que me quedan. Las tarjetas amarillas se han robado el show y las rojas han estado más afuera que adentro del saquillo del árbitro; perdí la cuenta de las tantas veces que le llamaron la atención a mis jugadores y ya peor aún cuantas veces los amonestaron. Semifinal a la vuelta de la esquina, a ti te representan tres equipos y como es de esperarse a mí solo me representa uno. Da la impresión que ni los tiempos adicionales o los extras me darán la razón. A tus equipos les narran las jugadas y les cantan los goles Sebastián Vignolo, Andrés Cantor y Fernando Niembro, a mis jugadores les canto los goles yo. Créeme, tengo material en el banquillo, mucho, pero ni siquiera son titulares en su equipo local, sé que tienen algo que me hicieron contar con ellos para esta selección que me personaliza y, eventualmente, estarán a la altura de los del Real Madrid, el Manchester United o el Inter de Milán, por mencionarte algunos. Tú solo fíate. Los que saben de esto no se equivocaron, se mantiene con vida mi selección, la que me integra, la que he elegido para jugar esta final, y a ti te queda tu mejor selección también, pero tienes dos de los mismos equipos que tú trajiste a esta copa peleándose por un tercer puesto. Yo estoy tranquila, he ido de menos a más. Mi equipo sorpresa quiere sorprender más; a tu equipo lo aplauden, eres grande, tienes los clásicos jugadores que todos quieren tener pero que portan el número diez de manera sobrevalorada de vez en cuando, lamentablemente. Se viene el fútbol de pizarrón, yo confío en lo que tengo y aunque pierda no lo tiraré por la borda. Partido pendiente; arma a los tuyos, elige tanto tus titulares como tus jugadas a concretar. Tengo que anotarte cuatro goles pero esos los cantarás tú, no yo.
¿Cuándo nos jugamos la final?

sal a buscarme

El callejón de la paciencia me queda grande; qué coraje, ¿cual es la lección?… Necesito tu amor!
Y pueden haber tantas salidas entre tan poco para hacer, que se me hace complicado elegir una; no me concentro, echo de menos tu presencia, no te encuentro, quisiera repetir un instante en el que no siga siendo una ilusión despertar con tu esencia. Sal a por mí, búscame... Me pierdo.
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heart of papa

El mundo me ha dejado esas marcas, la gente y sus impurezas, la naturaleza y sus imprevistos, pero tú me has cuidado, lo sigues haciendo y yo conservo mi forma. Mi nobleza, mi decencia. Este corazón que ves late detrás de su cáscara, vive, ama, piensa incluso en dejarte libre muchas veces, comprarte la tapa oficial de la libertad, "yes, freedom!", ¿serías feliz? Yo hablo por mí; si me dejas en otras manos me arrugaría, o me dejaría comer sin coser, sin sal. No tendría remedio. Pero estoy para más, porque contigo soy más; sacas lo mejor de mí, sin lavarme, sin pelarme y tienes mi delicia, a tu boca, a tu lengua, y no serviría para envenenarte o causarte un mal sabor. Porque soy así, un corazón, a tu merced, para hervir con tu calor, o para freír con tu fuego. Sin agua, sin aceite, solo con sudores.
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hello Mother

Hello, Mother!, o mejor en nuestro idioma, ¡hola, madre!, tengo que escribirte unas lineas, acaparar tu atención, robar tu tiempo, y darte las gracias por el afecto incalculable, el trato tan bonito, porque a pesar de lo que pueda pasar no dejaré de ser invisible para ti, al contrario, seguiré siendo tu princesa, tu "Cinderella". Tengo que buscar la manera de entender tus "caprichos", tus "manipulaciones", tus "desajustes"; es verdad que todo lo haces por un bien, a ésta altura todavía se me hace un poco difícil verlo así, pero ¡te quiero!
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en mis oídos

Cuéntame un secreto, el más lindo del mundo, y déjame las rodillas temblando, las manos sudando y los dientes chocándose entre sí. La vida no es la realidad solamente, está lo que compartes conmigo, en sueños, en mis oídos, aquello que decidas susurrarme con todo el amor del cielo. A los grillos que estén atentos, que te escuchen, para que se enteren de lo que es la ilusión y conozcan tu voz de miel. Yo me iré a dormir con suma tranquilidad, nunca conoceré el desamor, el maltrato y la traición; a mi lado tengo tus palabras que me servirán siempre de aliento, de franqueza, de lo que un día prometiste no volver a repetir.
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rosa(s)

Estás a mi cuidado, todo el tiempo, pero estoy a punto de arrancarte los pétalos anclados en tu tallo, uno por uno; no es hacerte daño, es quitarte lo innecesario. Además, ya me conoces, sabes que siempre he dicho que lo que vale es lo de adentro. Voy a recogerlos, sin pena, sin remordimiento, y los guardaré entre las hojas del libro de nuestras vivencias. Eres el regalo del "perdón" para muchos, del "te amo", del "¡felicidades!", de la "pasión" y otras tantas cosas más. No es insensatez, eres mi regalo para envejecer, para vivir, para dormir, para oler mi almohada, para llorar, para la eternidad. Hoy seguirás conquistando las miradas pero yo me quedo contigo mañana.
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principito

No te enojes, es que no sé cómo pronunciar las miles de ideas que me pasan por la cabeza cuando estoy contigo. Lo intento, pero me salen tonterías. Tonterías perfectas; no puedo controlar la vergüenza, me sonrojo... Y ruborizarse es una respuesta afirmativa. Cómo te explico cara a cara que en las noches me llevas al espacio, a Platón, así me aprovecho para visitar a "El Principito" también y me enseña de una forma distinta a cada millón de año luz todo lo esencial que es invisible para los ojos; me hace aprender de tus cosas, lo que hace que te entienda comprensiblemente y te comprenda extensiblemente, porque tú no lo conoces pero él a ti sí. Por él es que sé de tu fragilidad, de tu entrega y de tu amor, entonces me hace compararte con su rosa. Pero cuando él se escapa con los pájaros del invierno ella es la que me recibe, esa misma rosa que deja cubierta con tanto cuidado; y hablamos, hablo de ti y tus cosas, de que quisiera enmendar las fallas, no olvidarlas borrándolas sino pintarlas de colores pasteles para recordarme a menudo por qué sucedieron, por qué llegaron a tal punto, por qué te hirieron a tal grado y por qué te arropo con mis sandeces. A ti; sobre todo a ti. Tú no mereces que te duela, te moleste ni te irrite nada. Por eso me preocupo porque respires el aire, no el polvo; yo no quiero ser polvo. Yo no pretendo tocarte cuando no tengas ganas de abrazarme, tampoco mirarte si te faltan fuerzas para mimarme, pero seguiré a tu lado, a la derecha, a la izquierda, no importa. Es verdad que he aprendido tanto con él, no deja de sorprenderme; él no permite que mi sueño sea pequeño, que ni siquiera se compare con el de nadie. Por eso es que a tu lado mi vida es un carnaval; trajes de colores para los días grises, antifaces para aguantar la soledad, la tristeza, las flaquezas, y un sin número de accesorios que llenan los recovecos que nos terminan arañando las paredes del silencio cuando la distancia intenta ser el muro de Berlin. No me sobran las ganas de abrazarte por todo el cuello, apretarte, fuerte, acercar mis labios a tu oído y decirte que me completas, para producir en ti la necesidad de retenerme... Yo te domestiqué; hice como él, "El Principito", dentro de un centenar de rosas cultivé una sola y encontré lo que buscaba. He buscado con el corazón…
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aroma de bebé

Hace tiempo que no te digo que te quiero. Me complico pensando que tengo otras maneras de dejártelo saber... Me hace falta que mi pecho te sirva de almohada y que mis abrazos no solo sean un abrigo sino un confort. A mí me encanta abrazarte, dormirme entre tu pecho y tu cuello, o recostarte tan cerca de mí para acariciarte la espalda, así mis manos me dan para llegarte un poco más lejos de lo habitual. No pienses mal, es que todas mis extremidades son pequeñas. Encuentras el calor respirando en mi cuello haciendo que tu mismo aire te rebote en el resto de tu rostro acompañado de mi olor, mi perfume, mi aroma de bebé. Yo con la planta de cualquier pie pegada al muslo haciendo un cuatro para descansar en la cama y tú sin molestarte porque te vence el sueño viéndome. Juega conmigo, hazme cosquillas, ponme a reír a carcajadas y diviérteme con tus escenas infantiles; te compensaré. Un beso de buenas noches, de buenos días todos los días y ya eres la debilidad de mis ojos.
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una y over again

Ver las noticias, sin censura, una y otra vez, leer las revistas, "over and over again", el periódico, comerse la prensa amarillista, la rosa también, cuando se llega a casa, sin más nada que hacer; mejor mirar tus fotos, acordarme de ti, "una y over again", embriagarme de mate, cuando no apetece, y de su sabor amargo para dejar de estar "down" por todo lo que te afecta. Es así. Siempre ha sido así. Y me mueve el piso saber que esto pueda seguir siendo un "ascensor", ¿sin pisos?, sí, sin base, sin cuerdas, sin seguro. Y es así, la vida también es así.
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la vejez es una utopía

Nadie debe negar que puedes hablarme de cualquier década, de las cuatro estaciones, la dictadura, las invasiones, de los santos y las vírgenes, de perfumes viejos, "Aqua Velva"; para ti la vida no es corta, solo que ha pasado con demasiada rapidez, y los años no engañan a los ojos. Vendes honestidad en las ventanas de tu casa y la puerta es la entrada a los vagones de la decencia. Te ves en el espejo y ves vida en tus arrugas; la vejez es una utopía. Tu pelo es la envidia de la juventud y tus manos un puente al recuerdo de noches con historias envidiables, el parque, los bancos de mármol, la sombra de los árboles con el sol a punto de estallar... No hay nada para encarcelar, pero tu boca calla más de lo que habla. Y nadie te quita que vives en armonía con tu camisa de cuadros.

blooming

Te vi en plena primavera, robando miradas, "Blooming", con deseos de hacer un espectáculo, con las manos, o la sonrisa. El amanecer te hace brillar, se te inundan los poros de buen humor si te despiertan a besos y te acarician los pétalos de tus labios, por eso no vale de nada mecerte cuando intentas descansar si tus sentidos no se percatan de mis roces. Creces más en mí, sin recursos, en mi tierra, sin "water", sin que el "proletariado" te arranque la paz de raíz. Y me haces feliz. Y vuelve tu sonrisa y soy más "happy", sin "feet"; puedes bailar también, si quieres, con el viento, sobre mis pies, "al compás", sin música, con ganas, luciéndote, y yo mirándote, llenándome los pulmones de todo lo bueno que sabes dar.

un camino en espiral

Ven a verme, a darme un poco de calor, a conservar lo que empezamos una vez; quiero sentirme protegida, segura, a salvo. Escóndeme bajo tu manta, tibia, tu caparazón lleno de coraje y acurrúcame los pies. Siempre me entra más fácil el frío por los pies. Y el tiempo que pasa se nota mas fácil por las arrugas, pero te haces fuerte y abrazarte se vuelve un camino en espiral que me exprime el amor, la cordura y el respeto.

a la espera

Me pregunto cuándo fue la última vez que me llamaste 'mi amor' y si habrá una... Ya "la hora" empezó a tocar la puerta y "las decisiones" a preguntar ¿qué más toca ahora?
La espera se hará larga, quizás eterna, lo sé, y la soledad terminará seduciendo mi piel. Y eventualmente voy a preferir el frío que echarte de menos y comer cualquier dulce con canela que decirte que me vuelvo nada y todo con tu afecto; me hidrato con recuerdos y me hago una venda en los ojos con mi frase de: "haberte dado alas me hace grande".
A mis nuevos amantes, los que están por venir, la cena está lista, hay espacio, para uno, para dos, para ti, a cualquier hora, para pedir perdón, puedo ser "lo mejor" que te pueda pasar; le he hecho curas diarias a las cicatrices que me causaste con tu propio aroma...
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picante

Destapa tu cuerpo, entrégame tu sabor y quémame los labios; drógame con tu fuerte aroma. ¡Uff! Crúzate a mi lado, deshazte de los obstáculos, ven encima de mí, se lo más ardiente, picante. ¿Ya lo entendiste? Yo creo que sí. Eres así. El frasco más deseado.

hay que colgar lo que nos haga daño

Uno, dos, tres, cuatro, cinco... El día dijo adiós agarrando fuerte el descuido, el desengaño, el desamor, el desacuerdo y la desconfianza. Abrázame con tu cuerpo, quiero quedarme colgada en ti. No cargues con la rutina, el estrés y la insatisfacción. Yo te quiero aquí, conmigo, enfrentar al mundo, con nuestros miedos, pero al menos entregándonos eso que tú y yo sólo sabemos darnos. Hay que colgar lo que nos haga daño.
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dos puertas


Ahí estoy yo, abajo, escondiendo los zapatos; arriba estás tú, en un "pedestal", tengo que subir escaleras para llegarte. Siempre. Hay miles de pensamientos que te inundan, temporales, fugaces, pero lo que sientes no, no se mancha. Lo que sientes es preciso, es la madera de tu medida, habría que maltratarte sin consciencia para hacerme borrar de tu figura. A veces pienso que el color de tu tejado te aflige. Mira tu marco, tus "cicatrices", por la lluvia que te cae encima; los golpes, sin-sentidos; el peso de tu historia, por el respeto de lo que hay detrás. Eres tú. Mira mi marco, mis "cicatrices", superficiales, juveniles, los que estuvieron antes de ti, sin importancia. Las paredes de barro nos escuecen y nos unen, nos dividen y nos alejan. Pero me he sentido tan afortunada a tu lado; me he sentido feliz cantando una y otra vez las canciones que te he dedicado; me he sentido repleta de emociones cuando me sonríes, que no quiero tener que cruzar los brazos que te llevarás de mí si un día no amaneces más a mi lado.
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hazme un avión


Anda, dibuja una sonrisa, en tu rostro, en la pared, en mi vida, déjame cuidarte; me guardé el corazón de tan pequeño que se me hizo cuando me dijiste que esto había llegado a su fin. Y ahora todo está al revés dentro de mí. Hazme un avión, con tus manos, vamos a volar y a dejar las nubes en el horno junto al orgullo y al enojo. Abrázame toda la noche y déjame en mi lugar, junto a ti, a tu lado, haciendo de mi cuerpo la misma silueta del tuyo, sin manchar la tibieza, poniéndole ganas al perdón, contándote cuentos de nuestro paisaje preferido, en nuestro planeta de colores, de tranquilidad, de transparencia, de tanto de ti y de mí. No hay qué pintar en un cielo azul al día siguiente si antes de intentar dormir no hay un "buenas noches, corazón", un "duerme bien, princess" o un "te quiero, pioja" tuyo. Aquí está mi "lo siento", mi "no quise hacerlo para agobiarte" y mi "eres todo para mí", ese que no espera hacer una mejor imagen mía pero que sabes que no la necesitas para creerme. Vamos a meter la decepción al horno también, y quiero que al salir el vuelo intentemos de una aterrizar con las maletas empapadas de ilusión; no vamos a necesitar más nada.
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el día que te fleché no llevaba mis vendas

Estoy en la barra, en la barra del restaurante del dios del amor, me he invitado sin invitación, sin invitación porque estoy sin pareja. ¡No pasa nada!, mejor pasa a tomarte un trago de lo que te apetezca y háblame, es lo que siempre me dice. No he dejado de visitarle cuando es su día y me justifica que es porque le odio, yo le explico que no, que no le odio, sino la vestimenta que le han comprado al día de "San Valentin". Entonces entramos en conversación; yo le escucho atenta porque entre su desnudez y sus alas me siento aliviada, aunque siempre le molesto porque lleva vendas en los ojos. Es increíble la forma en que comentamos todo, las parejas cenando con las caricias debajo del mantel, el enojo por las indecisiones, a veces con el conformismo navegando por las venas, otras con la vida corriendo por las mismas de tantas emociones, las miradas llenas de desilusión, en otras la ilusión y ¡cuántas cosas mas! Yo respeto al que no celebra la ocasión por ser alguien más del montón pero admiro al que sale a la calle con alguien más del montón para cumplir expectativas. Y para no insultarle le recuerdo que sé de sobra que hace su trabajo y que igual no depende de él la manera en que cada quien maneje sus circunstancias, y que este es el mundo, el que es monótono, complejo, y que sin esto lo dejaría hasta sin trabajo.
Hoy no me puedo quejar porque he cenado con Cupido, y a pesar de mis quejas me ha abrazado muy fuerte, en este frío, en esta nieve, en este desazón, y me ha susurrado al oído: "el día que te fleché no llevaba mis vendas".

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...un después.


Al principio estábamos en la terminal correcta, sabes que lo sé y sé que lo sabes, esa que después de lo que te contaré la llamé la del desconsuelo. Yo sabía a dónde partía mi tren y tú tenías una idea a donde podría llegar; yo no tenía bien claro a qué hora lo haría pero era más que obvio porque no tenía siquiera el ticket comprado y menos una plaza asegurada a tu lado. Deseaba que vinieras conmigo a cuerpo completo, entregarte el mío, presentarlos, conocerlos y fundirlos. Me recordaba constantemente que lo importante era llegar; llegarte, era la clave para saber si habría una esperanza entera.
El tren salía a las 9:18; yo llegué a tiempo, me entretuve con las circunstancias y estuve esperándote, impaciente y discretamente, solo que se me pasó leer las entre líneas que estaban escritas en nuestros destinos.
Tú no lo tomaste aquella noche, te extraviaste en la misma estación y se pararon tantas cosas en ese momento dentro de mí que quería huir; optaste por otra vía, quién sabe, no sé lo que buscabas y se hace fácil quedarse con esa imagen cuando el misterio te envolvía la piel. Tragué en seco cuando el reloj marcó las 9:16, así que inexpertamente te dejé señales llenas de afecto para que dieras con mi paradero; creo que se las llevó el viento o ignorarlas fue más simple porque sería un viaje demasiado largo para ti, uno que quizás no aguantarías.
Sigo sin saber qué pasó en ese instante pero sí sé que pasó después... Dejé el malestar de tu silencio en una valija, no podía viajar con tanto peso; puedes recogerla en la terminal del desconsuelo, a lo mejor comprendas mejor todo.
Entonces la verdad es que no fue mentira, sólo que ahora necesito que te de igual, porque alguien más quiso acompañarme y se sentó a mi lado en el tren desde las 9:17; venía en el mismo trayecto.

Un poco más de las 9:18... Me he perdido en lo que nunca perdí.

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la felicidad la venden en los bosques

Te sienta bien el frío, andar de chaqueta, elegante, a la moda, ponerte una bufanda, si quieres; me dan ganas de mirarte, fijamente, quedarme quieta, estar a tu lado, baldearte cada centímetro de tu pecho, consentirte y empeñarme en comprarme dos tanques llenos de felicidad, y compartirlos contigo, uno para cuando arrugue la melancolía y otro para cuando apriete la tristeza. La felicidad la venden en los bosques, ya no la busco en cualquier escaparate en las afueras de la ciudad, ni en la misma ciudad; no sirve de nada. Y no me seduce la idea de engañarme por un momento pensando que puedo reemplazarla con el conformismo y en otro aflojar las fuerzas por querer mentirme pensando que no puedo conservarla. Eres tú, tus intenciones desconcertantes y mis deseos irracionales; soy yo, mis ilusiones impasibles y tus caricias inesperadas. Ahí empieza lo que no es eterno pero pleno, lo que no es infinito pero reconfortante, lo que no promete pero tampoco desiste. No olvides volverme a enamorar e invitarme a cenar en tu colchón cuando empiece la primavera, al estilo tradicional, intercambiando besos con sabores y flores con aromas; no podré contener mi larga vida, los elfos me tendrán envidia y los duendes perderán su magia.
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no es tu fuerte

Ya no dices nada cuando me lees, tal vez, a lo mejor, te saturas, estás sin tiempo, aunque vistas con reloj; yo te entiendo, hay malas rachas, que consumen más de lo que deben, y se hace más fácil y práctico esconder la cabeza, no dar la cara. Pues, te invito una ensalada, mediterránea, sin alcohol, no es bueno que bebas, no es tu fuerte; me gusta cuando nos encontramos, las citas, desatender las cosas, acariciarte la mano y tomarnos de la mano, quitarnos las máscaras, en plena terraza, sin gente, sería una fiesta para dos. Yo te dejo descansar, madrugas muy seguido y sigues la misma ruta, pero, a veces, quieres explotar, porque mereces más y no obtienes bastante. Yo te regalo ésta estación del año con sus hojas, en mis ojos, en los labios te regalo la primavera y si me tocas preferirás el verano, de por vida, y si dejas de hacerlo se secará el nido, el frío enjuiciará todas las emociones. Me pregunto si conoces los colores del otoño que termina… Son mis colores favoritos, las hojas me recuerdan a tus expresiones naranjas, amarillas, marrones, rojas… Puedes creerme, son tus facetas las que no quiero que me olviden, ni dejen sin significado un te quiero, un te extraño o como me consientes de a poco y sabe a mucho, porque tampoco es tu fuerte pero cuando te esmeras te queda de 10.

un café

Lo notas, sé que lo notas. Me conoces, no es un misterio, no es un secreto. Las cuerdas de mi voz se adormecen, por no decir que se rompen, y solo espero a que se pase la noche, viendo la luna acostarse sobre el mar, durmiéndome. Necesitas un abrazo, suave, y con aromas, a lavanda con pureza de cielo, a"Downy", a ti. Hoy debes estrenar tu nueva placa, salir, brindar, a tu gusto, bailar, entre luces, para que te miren, para que miren lo grande y genio que eres; yo eso ya lo sabía, así que quisiera invitarme mejor a pasar a tu sala, a ver tu sonrisa, lo que siempre ha sido tu "estreno de gala"; es verdad, tu sonrisa es el mismo rodaje, la misma silueta, pero me ilusiona todos los días, es "Hollywood", hoy más que nunca, y no puedo saborearlo. No puedes verme, seguirme, contarme los pasos ni cortarme la melancolía; un café nos espera, a solas, ojalá fuera a la vuelta de la esquina, el sofá está impaciente, solo, triste, ansioso y frío, yo también. Estas ganas florecen, es la primera gota que derrama el desespero, divide la paciencia en dos, entre mi boca y mis manos, por querer complacerte, acariciarte y engalanarte para mí sola, para pasar la mejor noche, en el país de las maravillas, sin "Alice", sin espectadores, sin temores.
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