el mar conoce el infinito justo en el horizonte

Nuestra curiosidad compartida era divertida.
El perdón fue un desplante antes de tiempo.
La suerte fue un abecedario de emociones.
Revivir es increíble.
Los pies sobre la madera de nuestro tesoro.
Los bailes sobre la mejilla.
Los cuerpos arqueados entre sábanas.
Las manos ardiendo entre las piernas.
El bien en la piel de gallina.
El nudo en la garganta después de un 'adiós'.
El peso de la realidad sobre el cuello.
Nuestra improvisación gritando amor en las lágrimas.
Nuestro verano empezó en otoño.
El amor no se mide en metros.
La siesta tampoco.
Las medias me entibian el alma.
El cielo, las nubes, el mar...
El mar conoce el infinito justo en el horizonte.
Las acrobacias de tus abrazos.
El circo de mis besos.
Las palpitaciones retumban en las rodillas.
El pecho arde.
Un lazo decorando dos corazones.
El otoño nunca aprieta pero el invierno nos saluda otra vez dentro de poco.
Yo corro detrás de tus manos.
Te banco el silencio y te doy paso a lo siguiente...

FlickR de Héctor Mota Portes

1 comentario:

  1. Como lo veo es como un poema deconstruído. Me encanta. Es como si fuesen versos sueltos sin sentido pero todos unidos por un hilo conductor que los enlaza, como el torbellino de que provocan "cuerpos arqueados entre sábanas" y "palpitaciones que retumban en las rodillas".

    Es un poema muy salido de tu estilo, pero igual de intenso.

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