corazón roto

Una y otra vez. Sí, el corazón roto. Tantas veces ha estado en esas condiciones que ya está de más coserlo o pegarlo, simplemente queda dejarlo cicatrizar en soledad. Se ha acostumbrado a andar en la cuerda floja, pero al menos sigue latiendo y no deja que las palabras que hieren lo limiten a vivir. Resiste, ignora, pero no se guarda un "vuelve"; aunque sigas viéndolo en pedazos siempre está listo para endulzarte la vida, a ser el postre más deseado o a ser el niño que pierde habilidades por atender las distracciones... Y es que hay tantas preguntas que éste corazón no hace, que luego es el tuyo que termina respondiéndolas, así de simple.
FlickR

sin ti (the gift of love)

¿Qué hago en éste día sin ti? No se me ocurre más que apretarle el cuello a las horas buscando que pasen rápido y enterarme lo menos posible de que tu ausencia es irremediable. Tendré que tomarle una foto a tu rostro, imprimir una copia sin defectos para sentarlo en una silla frente a mí, en una mesa para dos e imitar la cena más romántica de la noche. A lo mejor mi locura no aguanta tanta destreza de mí parte para imaginar una conversación y mi cordura, mucho menos, una caricia que te hipnotice hasta las cejas, pero ya veremos...
Tal vez si lees esto a tiempo te animas a llamar y pedir que salgamos a por una copa de alegría, de cariño, de reconciliación o de lo que más crea el corazón (de manzana) que necesitemos.
Esta fecha se convierte en una excusa; es una excusa para hablar, contemplar los deseos y darle vida a las ideas en común. Pero en verdad poco me importa, es la publicidad de que sí importa que me hace rebotar las ganas de hacer lo que se podría hacer cualquier otro día del año y hasta con muchos detalles más.