te pienso constantemente

​Sin interrupciones permíteme contarte que te pienso y cada detalle de tu cuerpo es un motivo para desmenuzarse detenidamente en mi cabeza. Las arrugas en tus manos, cada una con una historia para contarme y desaferrarme del suelo; tu piel lijada por los ángeles, recorrida húmedamente con mis labios y mordida por mis anhelos; tu cuello esculpido por los dioses, deseado por mis ojos hambrientos y medido por mis ganas y tu pelo afrodisíaco en el que huelo el futuro y vendo el pasado. Te pienso y reinventarse en cada escenario resulta una creación perfecta, es un momento a son del sol, del color del aire y del olor de la naturaleza; eres tú en todos los sentidos, en mis sentidos, llenándolos del presente, de realidad y de sentimientos.
Te pienso y no me aburro, te mantienes intocable, te imagino con determinación y te devuelvo lo que te ha robado el mundo cuando estoy entre tus piernas.
Te pienso y no paro. Y no me apetece escaparme, no redactarlo una y otra vez. Tus manos son una declaración de amor libre. Tu piel es un guión con final feliz. Tu cuello es el puente a mi sanidad. Y tu pelo, tu pelo es negro... Un cisne negro.
Te conozco menos de la mitad de lo que te has convertido, te construyo de a poco, con lo que das y me das, y sé con qué y de qué te ríes.
Y ya sé que voy a temblar al verte, ya sé que te voy a mirar hasta romperme, ya sé que te voy a querer besar, tocar y dibujarte un castillo. Ya lo sé. Pero no sé si querrás unir tus labios a los míos, no sé si me dejarás darte un masaje cuando lo necesites o si también sólo cuando mis manos deseen estrellarse en la plastilina de tu espalda...
No sé si me dejarás verte con enfado, con la palabra complicada y con el humor roto. No lo sé. Pero ya sé también que voy a recomponerte sin temor, ya sé que te voy a cobijar el frío, ya sé que buscaré un cuento que leerte abrazándote el desequilibrio. Porque no me tienes sin interrupciones, me ganas sin pensarme y me divides la objetividad al volarme la sien y crearme otro cielo.
El beso, la risa, las caricias y lo que tú quieras agregar, te dejo pensarlo, son universales en cualquier intimidad, y pueden ser más en la que no dejo de imaginar. Lo repito sin vergüenza, te conozco menos de la mitad de lo que en realidad eres, pero me interesas más del doble de esa proporción y lo quiero vivir con todos mis fluídos.

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elora

Me jugaría este buen clima por tenerte delante, menudamente deshacerte la palabra, perseguirte mirada a mirada y guardarme la satisfacción de haberme introducido en tu vida, tu tiempo, tu ritmo, tu rutina... y en tu humor.
A veces los días pasan sin mucha salida, apenas nos sirven para saber que estamos existiendo, literalmente; ya lo sé, no me faltan planes, ni mucho menos corazón, pero he aprendido que los planes sin permiso no entran en cualquier cabeza y tampoco a escondidas las acciones importan tanto en otras cabezas.
De golpe vi en ti lo que todavía no debes saber. Y si te lo tengo que contar prefiero hacerlo sin hablar. O al continuar 'escribiendo...' quizás lo percibas, porque ver tu nombre y apellido es combustión.
Me jugaría los regalos de mi cumpleaños por andar de crucero, de un lado a otro, en los rincones de tu casa, dándote espacio y tiempo para ti, porque más allá de ser una demostración de amor, también es una de respeto. Y no se pueden generar dudas.
Todos los días tengo más ganas de verte que de ser feliz y de estar en tu sueño al dormir, que pierdas la paciencia y acabes con ganas de ahorcarme de nuevo. O hagas un inmenso drama y de ahí te saque un poema.
Todos los días tengo más ganas de sujetarte en un abrazo que perder la vista en cualquier paisaje de este mundo.
Todos los días tengo más ganas de aprenderte cara a cara que de escuchar música.
Me he dejado malcriar las mariposas del estómago y saberte la voz, el léxico, manifiesta la imaginación a cada tanto. Magia que hace efecto.
Quisiera regresar a aquel atardecer, cuando solo era oídos; de ahí me llevé tus historias y de recuerdo la sonrisa más gigante. Pude haber estado anclada en ese espacio, mientras hablabas con sentido, era tu tierra y lo fue una vez mía también, sin notarlo.
Y me jugaría toda mi valentía para saber lo que me hiciste, porque hay que ser muy osado para querer explicarlo a sabiendas de que eres un ser humano tan independiente. Y, más allá de conocerte por tus letras, admirarte aquí, tal cual; dejando de lado el deseo de gritar que te invento en todos los momentos en los que no te encuentro.

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el sol te persigue

Descomplicado. Te recuerdo con el labio descomplicado y unos ojos donde mirarme. No puedo comparar ninguna sensación reciente con la de tener nervios al sólo ver tus fotos; me entretienes las ganas sin saber y desestabilizar mi inteligencia emocional nunca me fue un reto personal. En tu sonrisa está Dios y por el amor de todo lo sagrado juro que al verte hablar, sin parar, te germina la seguridad y bastante actitud.
Estás ahí, tu boca es una tormenta tropical y el sol te persigue porque hueles a mar; tu cuerpo es un volcán descomunal sin moción pero con veinticuatro horas de vida para mis ojos y mi memoria, en algunas ocasiones; frente a frente, tu cuerpo es un huracán colosal y las nubes te persiguen porque hueles a madera recién cortada. Me hace efecto no perder la oportunidad de empezar de nuevo. Tengo la escritura fácil pero no soy de buscar un blanco fácil, no sé si me entiendes, no pretendo defenderme, me convences de admirarte y tirarte un piropo que te haga desprenderte de tus raíces; jamás logré sacarle ventaja a la exageración hasta que tu risa cayó en la palma de mi mano. Mucha belleza junta me destruye, empezando por tus ojos, así grandes, me entusiasman y después con tu sonrisa, me ilusiona: todos los fetiches juntos.

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arquitectónico

Estaba tejiendo una respuesta, un saludo, una carcajada, un pensamiento... Todos con un mismo hilo, el de 'ilusión'. De a poco hemos ido improvisando, eligiendo qué buscamos compartir, qué vernos de las recomendaciones, mirando qué nos enseñamos para ser mejores, nos hemos ido definiendo... De todas las posturas que la vida te obliga a tomar, me quedo con la de seguir contando lo que siento. Quiero elegir un abrigo, el calor de un cuerpo, unas manos tibias y húmedas por el sudor de los nervios, una mirada limpia y que brille, una sonrisa fresca y que me vuelva loca, una mente amplia y sin barreras... A ti. Quiero elegir un dibujo, arquitectónico, que me dejes empezar a expresarlo por sección, pensando en que habitaremos dos, con tus detalles y colores, con nuestros espacios. Y que estés al corriente de que no soy fan del café pero sí de tocarte el amor propio. Y que mucho menos me escapo de enamorarme ocho veces o más por mes, pero me mueve el piso hacerlo siete veces por semana de tus ojos grandes, tu boca de trazo triste y tus manos de dedos cortos. Y que para hablar de lo que me emociona, literalmente, debo exagerar porque sino no es gracioso y a mí me gusta reírme de mí. Y que me gustan las siete artes, salvo la escultura, pero la silueta de tu cuerpo me hace pensármelo... No he logrado definir lo que ha sido coincidir contigo en menos de 24 horas, pero se me abre el pecho y se me inflan las ganas de escribir y describirlo.
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público

Si te gustaría saber qué persona eres en mi cabeza, te describiría con una canción de Luis Ramiro de fondo, eligiera 'Sincero', y dejara que el corazón hablara en alta voz, con intimidad, pero sin secretos, y sin destruir a los demás, sin comparaciones, con la prioridad de tener la capacidad de mejorarte el día cuando estés mal. A lo claro, porque es lo mejor en la vida. Sin ilusiones, con honestidad, sin soportar decepciones. Con lemas. 'Hacerte reír: estilo de vida'. 'Tranquilidad: tener confianza'. Soy todo mientras siento, y cuando digo todo me refiero a que me importa acercarme más a mí y luego más a ti, porque al final es saludable alejarse del mundo y construir el propio. A ti porque eres nieve, desafío, calma, adrenalina y unas cuantas cosas más por descubrir. Y yo no quiero morir un poco al elegir el silencio, quiero vivir un poco al hacer cara. No pasó de moda nunca la duda y el temor al rechazo, pero pasó de moda que te guste alguien y no decirlo, también querer algo y no buscarlo para encontrarlo.
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mensaje virtual

Probablemente no sepas que no te estaba buscando, casi seguro, y que me he encontrado por unos días con alguien en común que ha hecho que pedir amistad en cualquier red social haya pasado de moda y reste contactar por números, pares e impares, llámalos a tu antojo, porque hoy día es el pase a vincularse fácilmente. Aunque contigo no ha sido fácil. Porque tampoco entendería porqué habría que complicarse. Te hablé con una línea poco creativa, te disparé humor, recargaste con risas, te quise matar sin frases insolentes, y me mataste con tu mentalidad... Me costó saber que hay desgastes que no se manejan con nada; saber que te pueden pasar cosas con alguien y que el problema sea que no sucedan; saber que la felicidad sea lo más parecido al agradecimiento y el intento de un beso; saber que nadie es tan bueno como dice y saber que escuchar tu voz podía causar tanto entusiasmo que fui tan zarpada de decirte que me quisiera aferrar a ella.
Te vi bailando, sin hacer de mirada fija porque te disfrutaba por la cordialidad del que coleccionaba el momento, pareciese que hubiera sido más de reojo y bastó para destruirme con un poco de soltura.
Si hay que hablar de campos minados tu cuerpo es uno y si hay que hablar de faroles tus ojos sobresalen, porque son lugares donde estallan pompas de jabón y donde se iluminan los pasillos. Me dieron ganas de decirte que tu rostro era más hermoso que la cara de indisposición de tu sobrina un día de reyes. Para dimensionar la gravedad de mis ganas, me apetecía conversar contigo de la primera guerra mundial a que irme de vacaciones. Ese día me la pasé de broma en broma, no podía interpretar expresiones de asombro ni preguntas básicas, me preguntaban cómo estaba y apenas sonreía. Sí, apenas sonreía, como lo haces tú, a pesar de dar tu mejor sonrisa.
Entre unas entradas para un evento musical, la foto de Wolverine, unos quesos y la llegada a Montreal hicimos conversación, dándose cuenta hasta el universo que yo había cambiado mucho, y no del todo, pero sí tanto. Me encontraba consumiendo sin interrupciones tus gustos, culturales, artísticos, virtuales, sofisticados, y hasta tu silencio, queriendo ser deseo y que me pidieses; me encontraba consumiendo tus imprevistos, y a pesar de ser un problema ajeno estaba atenta y dispuesta porque me contabas lo que pasaba y te pasaba.
Ayer ha sido un día más, puede que esta noche no duerma largo, por inquietud y curiosidad, pero el once de este mes no lo fue, me enteré que te gustó el puño de bambúes dispersos y a mí me hizo ilusión. Quizás entonces yo prefiera pasar de visto por un rato para calmar la linda ansiedad. O quizás descanse tendida y despierte mañana sabiendo que es un buen día porque me has echado de menos.

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