otoño

Varias huellas colgadas de la espalda, de momento estaré empapada.
No me cuesta llegar a esta parte, resumir lo que es relevante, más que nada cuando sé que me ha marcado.
Las cuatro estaciones dieron sus frutos, tal cual; en la primera parte del invierno entendí porqué las decisiones importantes se toman en cuestión de segundos. La primavera me alimentó de manera especial, reconociendo que aunque decida no elegir aun así he hecho una elección. El verano fue una inspiración; conocí lugares insólitos donde soñé que soñaba, conviví con personas que me enseñaron a base de pruebas que lo esencial es invisible a los ojos, abracé la particularidad de cada individuo, viví un repertorio de emociones, acaricié las risas rebosadas de sinceridad, besé las ganas enormes de conocer a un desconocido y aún en la distancia sentí lo que es perder a un familiar. El otoño. Tengo que poner un punto y detenerme porque no puedo nombrarlo a secas. Lindo otoño. Sí, el otoño fue dulce, repleto de besos y abrazos... Tanto que había pensado que sería poco el término "lindo" para aplicárselo a esta segunda parte del invierno también. "Lindo invierno"... Pero para que no sea verdad, mejor que siga siendo un crudo invierno. Ya no quedan más estaciones; he construido tantas cosas este año que, de pronto, el preludio al libertinaje que está en la puerta no me interesa, solo quiero reventar de las ganas de querer.
Cada año que pasa no es bueno ni malo, solo está repleto de experiencias; yo me quedo con las que se quedan.

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