No tengo una frase motor, sí tengo un corazón que bombea sangre a tu interior hasta iluminar tus ojos de brillo, si te dejas.
Quiéreme ahí, contigo. Luego me das las gracias por pedirlo. El cuento lo podemos contar desde que elijas pensar menos y hablar más; hacemos el prólogo al hablarnos sin palabras; mirarnos por completo, repitiéndonos sin peso, puede ser el primer capítulo; besarnos carnalmente despacio, el segundo capítulo; quitarnos la ropa en presencia, no sólo en cada cabeza, sólo para tocarnos, el tercer capítulo... Para empezar...
Tengo malos sueños porque los gatos tienen sexo en mi tejado y sé que podrían tenernos envidia de sólo escuchar algunos besos sedosos. Y que después se enteren que tu boca es un trampolín, salto, reboto y vuelvo a caer buscando conocer más.
No vamos a complicarnos tanto, comencemos con pensar menos y hablar más, e intenta provocarme la siguiente nota.
FlickR
Arrancó la cosa :)
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