gingerbread man

Te sienta bien el blanco. A mí me sienta bien disfrazarme de 'gingerbread man', sabes que cuando me bailas me quedo sin manos, sin pies y con cara de sonrisa perpetua.
Sienta bien invertir en caricias y en frases bonitas boca a boca. Sienta bien guardarme la idea de hacer el amor escuchando algunas canciones de Led Zeppelin y Sade. Me sientan bien tus abrazos y el tiempo libre que se torna hermoso cuando andamos con el corazón abierto.
Nunca te sentó bien entallarte en el amor, ni ahora ni antes; crees saberte todas las mejores respuestas y yo no me meto, prefiero que hasta mi inconsciencia continúe siendo pasional. Por eso hoy sienta bien olvidarte, teñirse las ganas de estar contigo y deshacerse de los recuerdos. No sienta bien dejarte de querer, a sabiendas de que todavía no aprendo a equilibrarme; sigo siendo tan de no escuchar opiniones cuando me enamoro. Ya ves que no tengo orejas, pero me declaro condescendiente.
Sienta bien que me atravieses el alma con una mirada, un gemido y un 'te quiero'. Sienta bien saber que piensas en mí no importa qué estés haciendo; lo adivino, sin adivinarte, sin tocarte, en la distancia y es cierto que sólo ofreces una puerta semi-abierta al abismo. Y aún así sé que me puedes completar. Eso. Me completas. Y me falta léxico para describirlo. Seguiré perfumando tus labios, durmiendo en tu cama y endulzando tu día cuando muerdas mi cuello.

FlickR

ratbomb

Un "ya está, ya fue" sin relevancia, por instinto, por reacción; me hago fuerte, un "Ratbomb", trato de hacer acopio, pero apenas doy con la idea y hasta tu enojo es entrañable. Y tengo que entretenerme para no abrumarte. Me recreo contando mis lunares, que son tuyos, y los "porque" de conjunción que se hacen inmarcesible y te los escribo con la tinta invisible de mi saliva.
Empiezo.
Porque revolucionaste mi intimidad. Porque te quiero. Porque te respeto. Porque me hago pequeña cuando me corriges para bien. Porque me proteges. Porque tu abrazo es zona segura. Porque no sé echarte de menos y termino echándote de más. Porque me dejas quedarme con tus 'ataduras'. Porque me gusta calentarme las manos entre tus piernas. Porque me besas con pasión. Porque me enamoras al besarte. Porque me amas y te rehúsas a decírmelo. Porque te amo. Porque te las ingenias para derribar mis muros. Porque mi coraza deja de ser un campo de fuerza cuando me hablas bonito. Porque me enloquece tu risa. Porque me encanta verte sonreír. Porque eres transparente. Porque me permites ser natural. Porque tus defectos me enojan. Porque tus virtudes son perfectas. Porque ambos te hacen ser humano. Porque me encanta tu olor, tu sabor y tu forma de hacer el amor. Porque es dulce. Porque volver implica seguir admirando y enamorándome de lo desconocido. Porque lo desconocido te hace grande. Porque me pierdo en tu mirada. Porque me encuentro en tus manos. Porque tengo vida en tu vida. Porque me tiemblan las rodillas cuando te veo. Porque hay confeti dentro de mi cuerpo cuando te toco. Porque me corre oxígeno en las venas cuando me besas los oídos. Porque siempre depones cuando te quiero un poco más. Porque puedo continuar dando razones. Porque sí. Porque puedo. Porque quiero. Porque ya (no) está, ya (no) fue.

FlickR

el mar conoce el infinito justo en el horizonte

Nuestra curiosidad compartida era divertida.
El perdón fue un desplante antes de tiempo.
La suerte fue un abecedario de emociones.
Revivir es increíble.
Los pies sobre la madera de nuestro tesoro.
Los bailes sobre la mejilla.
Los cuerpos arqueados entre sábanas.
Las manos ardiendo entre las piernas.
El bien en la piel de gallina.
El nudo en la garganta después de un 'adiós'.
El peso de la realidad sobre el cuello.
Nuestra improvisación gritando amor en las lágrimas.
Nuestro verano empezó en otoño.
El amor no se mide en metros.
La siesta tampoco.
Las medias me entibian el alma.
El cielo, las nubes, el mar...
El mar conoce el infinito justo en el horizonte.
Las acrobacias de tus abrazos.
El circo de mis besos.
Las palpitaciones retumban en las rodillas.
El pecho arde.
Un lazo decorando dos corazones.
El otoño nunca aprieta pero el invierno nos saluda otra vez dentro de poco.
Yo corro detrás de tus manos.
Te banco el silencio y te doy paso a lo siguiente...

FlickR de Héctor Mota Portes

no hay tiempo

El recuerdo se ha apoderado de mi tiempo. Te echo de menos. No sólo a ti, sino también el escenario de lujo en que se convierte todo lo que sucede contigo. Te has convertido en el detalle que engrandece el traje de gala que a veces intenta ser mi vida. Lo más lindo, lo mejor. Lejos. Me duermo pensándote y dibujando situaciones donde no hay tiempo; por lo tanto, nada surge con prisa y menos despacio, simplemente es. Somos. Sé que quieres estar conmigo, que yo también lo quiero, que nos lo debemos por todo, así que espero que una casualidad nos sonría permitiéndonos consumirnos hasta los poros. Nos rompimos en dos, por ambos lados, y aún así antes de echarlo en cara nos desvivimos con la pasión y el afecto; nada es más importante. Y seguimos aquí, existiendo a base de sentimientos, porque sabemos que gobiernan nuestra realidad. Ya no sé qué más decirte, me has hecho tuya, golpeo al mundo y a sus caprichos con los latidos de mi corazón, y la tierra sigue girando por la dulzura en tus caricias. Te quiero con todo. Y eres todo. Entonces te quiero con todo y más que con todo. Amo quererte. Y quiero amarte, más que con todo.
FlickR

magenta

Hay tardes en que el cielo se viste de magenta y los aditivos se los da tu boca. También hay tardes en que el color de tus retinas sirve para recibir la noche. Entonces entiendo que mis días se adornan contigo. Tu sonrisa le da vida al sol, la luna se enciende con tus pasos y las estrellas terminan cosiendo un nudo en mis venas de tanta felicidad. Tus caricias desgarran mi espalda, me encogen y me restriegan hasta producirme la manifestación de frío de la piel humana más hermosa de todos los tiempos. El amor baila zamba en navidad y se viste de carnaval en pleno invierno; es una locura pero al mismo tiempo una genialidad asombrosa. Por eso yo vuelvo a rendirme ante ti, porque esto no lo entierra el viento y vuelvo a agradecerte sin tiempo, eternamente, por las horas repletas de afecto, por las intenciones de vencer el temor, por lo que guardas en el exterior, y que nadie ve, y por lo que explotas en el interior al tener tan cerca de ti mi calor.
FlickR de Héctor Mota Portes

He de admitir que me encanta esta idea de volver a compaginar mis letras con tu lente artístico.

bambola di pezza

Tengo que empezar a abrigarme, resguardarme de tu frío, cobijarme entre mis propios brazos, contarle al mundo los esfuerzos que valen la pena, dejar en el tintero los regalos que roban sonrisas, saborear las sorpresas que emocionan, mirarme en tu inseguridad y rescatar el día vestida de 'bambola di pezza'.
Desata la cobardía y salva mi libertad, que lo inevitable es vértigo cuando el trayecto al cielo empieza en tu mano, sigue en tu sonrisa y termina en tus ojos; he de confesar que todas las casualidades contigo me desmantelan el alma. A veces mi respiración se resume en tus apariciones y mi inspiración en tus despedidas. Déjame viajar eternamente por tus venas, inventarte un paisaje donde las nubes sean algodón dulce y en el paraíso nos pintemos mensajes para empezar el día. Tómame sin tiempo, sin miedos, sin más.

FlickR

fortuna

Desde que conversé con tu mirada entendí que eventualmente mis caricias recorrerían tu silueta. Supongo que sabes que no era mi intención colarme entre tus sueños para convertirme en la debilidad de tus oídos. Supongo que la intimidad nos quedó pequeña cuando la intensidad de tus ganas me arrancó toda la existencia en un beso y lo desconocido te elevó a la altura de mi cuello. Supongo que has aprendido a admirar mi sonrisa en ese momento en que tengo la fortuna de tantear la temperatura de tu cuerpo. Supongo que no te has enterado que desarmarme es derribar mis barreras al pensar que tu afecto se perderá en el dulce intento de volver a regresar. Supongo que reconoces que la inmensidad florece en el cuidado y en el día a día. Supongo que cometí el error de abrazarte en un suspiro, porque no pretendía dejar una huella con mis manos en tu espalda. Pero los errores no se equivocan y la distancia no sabe medir meses, años o, simplemente, nada. Supongo que aplacar el miedo conlleva perderse en cada centímetro en donde mis dedos se atreven a recorrer tu rostro mientras tiemblas sin ser consciente que es sinónimo de amor. Supongo que el amor no esperaba encontrarse con mi querer tan pronto de nuevo, porque yo no me propuse buscarlo, estaba ahí, en el centro de tu pecho y en el ombligo de mis circunstancias. Supongo que volver a suponer es asegurar que siempre te voy a querer bien y bonito.
FlickR de Ángela Mihura de la Rosa

mi corazón

Me reflejó el amanecer en un gemido cuando la noche estaba más oscura, le curé todas las cicatrices con un respiro arrollador y complacerse nunca fue tan preciso y hermoso. Ya sabía que no hay límites en el amor, pero nunca había pensado que pudiéramos besarnos sin boca, abrazarnos sin brazos y darnos vida sin aliento. Me ahogo en la ternura de su voz y me salva con las mismas palabras que emite. Recoge los pedazos de mi sensibilidad y siembra en el patio de sus ganas los restos para recordarme porqué me cuida. Me pregunto si alguna vez se le han erizado los parpados con los ojos cerrados; a mí sí, se me han erizado al sentir el calor de sus labios en mis oídos y al escuchar como dispone sacar a pasear su lengua en el laberinto de mi oreja.
Es mi solución, mi alivio, mi respuesta, mi sonrisa, mi consuelo... Mi corazón.

FlickR de Ángela Mihura de la Rosa

Esta ha sido una linda excepción nuevamente; un placer compartir la profesionalidad y calidad de otros fotógrafos.