milky way

Puedo englobar la felicidad hablando de ti, es sólo cuestión de proponérmelo.
Te lo mostraré.
La punta de tus pies son los puntos de referencia de mi vía láctea. Tus piernas son los dos puentes que me llevan y me regresan hasta el asteroide b612. Tus muslos se atreven a retar el firmamento que rodea la banda de luz cuando terminan encima de mí. Tu vientre es un conglomerado de estrellas. Tu pecho es un fenómeno visual y tu cuello, justo como lo afirma la mitología griega, es un camino de leche a otra galaxia.
La otra galaxia es tu rostro, una constelación de otro plano, brillante, con dos planetas que se desviven por delatar más que pasión. Tu halo envuelve mis sentidos, tu boca es el disco donde sucede lo estelar y tu corazón es el bulbo con mayor densidad de latidos.
La distancia desde el Sol hasta el centro de la galaxia se reduce a lo que separa tu pecho de mi espalda.
Puede haber cuarenta galaxias pero la mía empieza en tu pelo y termina en la punta de tus pies. Sí.

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a las tres

A las tres, siempre, a mi atención, recordándome que bailó conmigo, que su vaivén fue un "hereafter", sentí en su vientre un volcán, me despertó la pereza, se esmeró en hacerme sentir que podía ser suya, caminó sobre mi pelo con sus dedos, con delicadeza se tomó su tiempo y me hizo oler su cabello también.
Voy detrás de sus pasos, me hipnotiza su postura; se toma la barbilla, me mira sin sus ojos, me mira con el alma, cierra un poco sus parpados, me regala una sonrisa de labios y me pierdo en su perfil; no puedo dejarle en soledad, pero tampoco quitarle libertad, su espacio, su vida en grande y se da cuenta que va creciendo, me lo demuestra, con su comportamiento, no pierde su esencia, su impulso, nace en mi abrazo y muere en mi pecho. Cuenta mis besos, habita en mi cabeza, soy su regazo, más que nada en la madrugada porque nos desvelamos, ocultamos la melancolía y nos queremos a medias, pero no lo sentimos así. Es mi diez, el que me gusta tener detrás de las camisetas cuando juego; soy su cinco, sin comentarios, pero no hace falta explicarlo, y es el gol que todavía no le he dedicado y que no será "suficiente". Mi abismo es el que se dibuja en el lateral de su mejilla cuando ríe, tiene el cofre de mis sueños en sus manos, cuenta con su gente y aun así recibe mis mimos, quiero seguir acompañándole, vivir debajo de sus pies, ser su mesa de cuatro patas, su lado irracional, los colores de su atardecer, tener la primicia de sus logros, las entradas al teatro de sus anhelos, que no deje de ser, que medite, que piense, que esté presente y que me deje ser.
Ya no es mi último trago, soy la consecuencia de sus desequilibrios, le quito el antifaz y debajo dice 'eres mi debilidad'; lo sé, lo sabe, lo contempla, se despierta respirándolo, yo lo pinto en mi ventana y pierdo la razón aunque controle mis sentidos.
Le creo todo, le regalo mis rizos, me acepta, le consiento, me grita que se marcha y a lo lejos me susurra que me quiere, nos queremos, le abarco el futuro en un abrazo, le borro el estrés, le nublo el agobio y se queda escuchándome dormir.
Soy su centinela, le descoso la espalda en un dos por dos, el total son cuatro piernas enlazadas, listas para rozarse el cielo, y en ese azul cielo se convierte mi corazón cuando me agarra de la mano para que no siga temblando por su presencia.

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la puta maravilla

Tu sonrisa es otoño. Tu olor es la frescura de la estación. Tu mirada es el paisaje. Tu boca es 'Like a Rolling Stone', número uno, de todos los tiempos, una joya, una reliquia. Tu voz es el viento que sopla con suavidad tumbando las hojas de mis cejas sin dirección a ningún recoveco de tu cuerpo. Me hace falta caer sobre él, desprenderme del suelo y flotar con tus pies. Me sobran los colores cuando estoy contigo; abrazarte es renacer y besarte es existir.
Acordarse de ti es vivir, es saber que todo empieza al darte el primer saludo de la mañana, al segundo beso del tercer segundo, al cuarto de hora de haber hecho el amor y al quinto intento para tres caras al público desbordándose de afecto.
Acordarse de la mitad de tu cuerpo sobre mi brazo izquierdo y mi brazo derecho bordeando el resto para ubicar mis dedos sobre tu espalda es la puta maravilla.
Acordarse que ha vuelto la estación de la madurez, mi estación preferida, es magia y es tener presente todos los días que también he vuelto para decirte entre las sombras de los árboles 'te echo de menos'.

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incomparable

Recolectar los besos que nos damos, guardarlos en una caja de cristal, recoger lo que dejamos al ser una piel, contar los abrazos que nos calientan el cuello, comprimirlos en un cielo incomparable, sí, en un cielo porque ocupan mucho espacio, y saborear el dulce encanto de hacer el amor al querer bien.
Sigo.
Llevo en el bolsillo de mi corazón el timbre de tu voz para escucharlo al despertar y el sonido de tus besos para devanarlo al despedir la noche.
Mis manos recitan nuestro cuento, mis ojos entrevén nuestra nostalgia y mi lengua expresa el amor que se esconde detrás de cada palabra que intenta apurar a un entierro perpetuo tu duda y la mía. Supongo que tu mayor desquite contra el mal tiempo será conseguir finalmente calentarme el pecho con algo bonito.
Yo te contaré un secreto, porque tú ni te enteras a veces... Ya lo conseguiste.

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proyector cinematográfico

Cuando sostienes mi respiro en tu pecho me sumerjo en la complicidad de los latidos de tu corazón que se mecen en mis cejas. Estar contigo es 'grosso'; soy una tonta que lo valora pero lo desperdicia también. Sé que me disculparía hasta gastar las palabras, acabaría con sed, con la lengua en el oasis del desierto, los ojos en el sol y mis manos tratando de abrazarte al buscar puntos de larga vida. Me hago grande con tus fuerzas y pequeña cuando me lleno de la fuente de serenidad en tu garganta. Me contagia tu ternura, tu cuidado me protege, me hago trizas al descansar mi rostro en tu mejilla y me descuartiza tu humedad en mis oídos.
Contigo he aprendido que hay momentos que te parten en dos; una parte que vive para calentarse con la mitad de tu cuerpo y otra que muere por alimentarse a diario de tus dedos. Y contigo he comprendido que hacer el amor tiene sabor a dulce. Y quiero un tiempo extra con tus piernas.
Después de descubrirte sé que eres un carnaval, pero yo no bailo en ese espectáculo, sino en las grietas de tus labios y en el pequeño pozo de tu rostro.
Me duerme el cansancio pero estás en cada escenario, en cada proyección de mis sentidos, a color, con distintas vestimentas, con tu piel haciéndote más inalcanzable y se torna tan casual; es cinematográfico.
Rompe mis vaivenes, despacio, y quédate a mi lado, que nos vuelva a pasar, que nos vuelva a brillar el despertar, a liberar mariposas en la burbuja del estómago y a baldearnos la espalda; eres el sueño despierto, la ola que arrastra la espuma, el fin del universo paralelo y la felicidad en el inicio y el final. La vida debería festejar la perfección de tus caricias y la noche servir de fondo para una descarga de fuegos artificiales cada vez que uno de tus besos termine en cualquiera de mis paredes.

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