pescar

La más importante de mis virtudes la atrapaste tú; me dejaste sin sueños, pero me construiste realidades.
Saliste a pescar mis lunares con la mejor carnada en tu rostro: la sonrisa, y navegué sin mapa entre tus pies hasta encontrar un remolino en tu boca. Naturalmente me enamoré, ¿y tú?
Deberías volver a pescarme comiéndote con la mirada, con tanta intensidad, y que sútilmente lo interpretes en una bonita manera de querer bien.
Deberías volver a pescarme mordiéndome los labios por admirar tus manías.

FlickR

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