ma petite Tour Eiffel

Desde lo más alto, con vista a la ciudad y "L'Arc de Triomphe" de testigo, podemos contemplar el resto del mundo, de la historia; cenar luego en el 'Moulin Rouge' y olvidarnos de las luces, ser parte de la noche, de las estrellas y la luna.
Todos los ojos encima de nosotros, ¡claro!, estaremos en la cima de la majestuosidad, en el momento menos pensado.
No dejaremos de hablar de los detalles, eso seguro, porque es la única forma de recordar que somos parte de lo que ocurre cuando queremos saber qué es la vida y dónde se esconde la belleza.

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