De todas las conversaciones que existen hoy día prefiero las que podemos intercambiar palabras con la mirada, con el lenguaje corporal; el resto me parece una rutina sin emoción. Tú sabes lo que haces y por eso lo haces tan bien.
Pensé que el futuro de mi historia pintaba mucho mejor, porque sabía lo que sentías por mí, pero alargar mi agonía tampoco era la decisión más inteligente; apuesto a que nadie ha vuelto a describir tus manos y adornarlas con halagos cada dos por tres, a disfrutar tu rostro mientras te das un copazo, respirar tu humo, tu felicidad, ni a escribirte una nota.
Mírate, haciéndole cara dura a la vida; mírame, fumando los colores en el fondo de tu sombra. Nunca perdemos todas las ilusiones y si andamos raros es porque estamos felices.
FlickR
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