date vuelta

Hacer el amor conmigo no fue el fin de la vida que conoces; ya lo ves, sigues respirando y me has superado. Me diste la espalda, te guardaste tus sueños conmigo, tus deseos de escuchar mi voz en la mañana y tus ganas de dedicarte más a mí. Mis pensamientos insisten en baldearte las orejas con mi boca, recorrer mis manos por tu piel de seda, conocer más de la suavidad del puente de tu cuello, enterrar mi tesoro en tus retinas, tomarte las manos para cuidarte y sentarme contigo todas las tardes a ver nuestros colores favoritos en el cielo. Hoy tú no dices nada, te has empeñado en no verme, en buscar quizás en el horizonte lo que te pueda llenar y en ser más para los demás que para ti. Yo te pido que te des la vuelta, que me mires a los ojos y me digas que la vida empieza en nuestros besos. En serio, date vuelta y menciona mi nombre; llámame, que el mundo no sabe que cuando quieres llamar con cariño a tu gente le dices 'Corazón', pero a mi me llamas 'Corazón' con afecto; es diferente, tú eres diferente. Llevas un aura que enamora al respirar tu aire y tu nombre lo confirma. Llevas todo lo que me hace falta y me haces tanta falta.
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deshilando(me)

Estoy deshilando el sueño, rebobinando el recuerdo, rescatando el momento en que mis manos se enterraban entre tu cuello y tu pelo; recojo los robos de la fiesta y los hundo en el mar azul profundo.
Un sofá, tu cuerpo tendido, encontré una debilidad, fue una presentación de "Cirque du Soleil" ante mi; tus ojos en mis ojos, tu boca entre mis dedos y mis besos en tu frente, tu nariz y tu mejilla, todo parecía una escena de la mejor película del mundo. Cuando estás ausente no hay "feeling", menos mal que me he asegurado de compartir contigo mi intimidad (te envuelves en ella) y mi complicidad también (te rompo en ella). Y en el intento de envolverte entre mis hilos, me destejo, me vas rompiendo uno a uno los cabos de mi alma.
Nos hace falta bailar más, mirarnos más, besarnos más, abrazarnos más, hablar y escribir menos del amor, y desde luego hacerlo mucho más. Luego pedirnos rescate al desgastarnos.
Tienes que ahorrar mi esencia, los latidos de mi corazón, el temblor de mis manos, negarte a no volver a verte conmigo, porque cuando volvamos a vernos espero que los Dioses nos sonrían una vez más para siempre. Y cuando estemos, el tanque de reserva se llenará todos los días pero aún así nos extrañaremos con pasión. Habrá momentos parisinos; sí, desayuno después de despertarse haciendo el amor, almuerzo después de pasear de la mano con soberbia, el picnic en un parque después de vernos la vida en nuestras retinas, el antipasto después de rodar en la alfombra del piso haciéndonos cosquillas y la cena después de comernos los labios a mordidas impalpables. Ya no seremos más de esa gente sola que no puede quererse bien y me coserás los rotos. Te llevaré por la cintura, tú descargarás tu brazo en mi hombro y andaremos por las calles perdidas de otra generación, ¿qué más da?
De momento volvamos a la cama, a descansar sobre la almohada, a soñar un poco más hasta que no nos toque dormir menos.
Te espero en el pasillo de tu oído donde te susurro que te quiero entre tanto aire azul, el color de nuestra esperanza.

FlickR Héctor Mota Portes

descansando en la espera

Esta vez fui yo que intenté resucitarme en el último suspiro. Fui detrás de ti, a depositarte mis ganas y mis deseos de saberte; me he encontrado con un vacío que ya no sé de qué manera llenar. Lo reconozco, no hay ojos que puedan desequilibrar mi balance más que los tuyos, pueden acariciarme el alma en una mirada fija. Mi piel tiene tu tacto grabado; necesito de ti y el mundo necesita de más gente como yo cuando estoy contigo. Es admirar el panorama pensando constantemente en la intranquilidad de no haberte dado todo; es la insatisfacción de no dormir abrazándote el presente; es el enojo de no poderte acariciar el futuro y es tu esencia que grita en mis pensamientos, más que todo y no menos que nada, en las madrugadas. Me advertiste, también lo reconozco; no querías que me enamorara, pero tú tampoco te cuidaste de ello y hoy te cuesta tanto como a mí desenamorarte. Cuesta lo inasequible. Corazón, mi amor, mi cielo... Se puede vivir sin un 'buenas noches', pero no se puede vivir sin un 'te quiero' de buenas noches. Y es cierto que el tiempo pasa pero las personas se quedan. Y así me quedo yo, descansando en la misma espera, con una maleta escondida que está repleta de caricias para repartirlas por todo tu cuerpo con la intención de hacerte sentir las nubes entre tus pies y tus piernas.
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pendientes

Prefiero que no me miren a la cara, pero si se cruzan de frente con mi nostalgia les agradecería que la llevaran a un parque de atracciones; una montaña rusa de emociones no le vendría mal y un tiro al blanco que al atinar compense con abrazos, del tamaño de los tuyos, sería un gran regalo de inicio de año. Es que no quiero morir al mejor estilo tortuga de tantas corazas que le pongo al corazón.
Estoy a punto de barajar el orgullo, aparecerme en tus sueños, dejar los pendientes para otra ocasión y darle de nuevo a tu mundo mi sentido de la realidad. En muchas ocasiones pensé tener muy claro lo que es echar de menos; yo no dejo de pensarte y lo acompaño de suspiros constantemente... Es andar a ratos con una sensación de falta de aire prácticamente indescriptible y es añorar con todos los huesos de mi pequeña caja torácica darte un abrazo para no escaparme de ti. También es saber que el silencio no tiene nada que ver con olvidar y que escribir sirve para desenfundar de lo que está lleno el corazón.
No me miento, aun en la ausencia no estás ausente y en silencio también estás presente, pero sigo aparentando menos fracasos de los que he ganado. Deberíamos aprender a agregarle besos, miradas y caricias al mal tiempo; yo propongo los tuyos.
Y me importa un carajo el que no le vea alguna relación.

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