camino de Segovia

Camino de Segovia comprendí que las estrellas seguirían durmiendo en tu espalda, las rosas entre tus piernas y el mar en tus labios. A veces ver el resto de los rieles, de frente a todo lo que se va dejando detrás, implica fijarse en los ferrocarriles que pueden acercarse a destrozarnos las ganas de arriesgar. Yo me debo a mis escrituras, al desahogo de las paredes de mi boca, pero tú no, tú te debes a alguien. Y entre tanto deber te quedas debiéndome más. Ya sabes que me derrito cuando tocas mis debilidades. Tu ingenuidad es una trampa y he aprendido que hasta para mirarte de reojo hay que tener experiencia. Camino de Segovia quería darte los buenos días pero las letras descansaban todavía en los silencios de tu habitación; no vale la pena despertar el ruido de la respuesta que nada contra la marea. Mis retinas no dejan de bailar en tus recuerdos; yo sé que no mientes cuando dices que me quieres, pero sé que mientes cuando dices que no me quieres más. No importa si no rebobinamos la historia, mañana seguirán durmiendo las estrellas en tu espalda y yo me quedaré con el sueño de respirar las rosas entre tus piernas y hundida en los mares de tus labios.
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invariablemente

Madrid; he vuelto. Istanbul es comercio. Donetsk se reduce al Donbass Arena y al holocausto moderno. Istanbul también es una cárcel. La política española está en decadencia. Te pienso; estás en todas las ciudades. Barcelona y los bares; los cantautores me llenan los poros de alegría. No sé dónde se esconde el amor. La distancia es perpetua para algunos. Los aeropuertos sirven para dejarles heridas, penas y recuerdos sin sabor. Milano, Milano... "Milano te piensa" es una acción poética italiana. Me gusta verme en jeans cuando me quito la correa en migración, quizás me causa morbo. Las cervezas nativas ayudan a manejar el descontrol. He visto más de diez culturas en una sola ciudad en menos de una hora. Te pienso. Estás. París es colosal. ¿Y tú? París-Madrid. Madrid; he vuelto. Los cantautores me vuelven a llenar los poros de alegría. Invariablemente.
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1913

1913 golpes de suerte
1913 sueños
1913 miradas repasadas
1913 suspiros
1913 pensamientos compartidos
1913 bailes
1913 besos esponjosos
1913 realidades
1913 choques de frente
1913 verdades
1913 días sin dirección
1913 temblores
1913 abrazos recíprocos
1913 horas cumplidas
1913 sonrisas
1913 poemas al aire
1913 latidos
1913 esquemas rotos
1913 historias sin contar y yo navegando en tu memoria...

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días raros

Habrán pasado los días más raros desde la última vez que hablamos; el universo se empeña en alinear los planetas para que yo trate de caminar en puntillas sobre ellos mientras no olvido ni a trompetazos tu risa. Te busco donde sé que no voy a encontrarte, te pienso en los lugares que sé que no existen en mi mente y te encuentro en cada trago de saliva. Hemos visto tanto con ojos de adultos, pero hace falta hundirnos bailando en el fondo de nuestras gargantas; hace falta tanto que a veces no es fácil saber por dónde empezar. Hace falta abrazarnos hasta rompernos los huesos, mirarnos hasta gastarnos la retina, decirnos al oido lo injusto que es el mundo, olernos lo poco cierto que nos queda, saborear lo lindo de las cosas que no tememos gritarnos y que por cordura terminan perdiéndose en los trenes de las grandes ciudades y en las calles sin salida de las pequeñas ciudades. Hace falta hasta llorar...
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