al compás de la música

Se me hace difícil recordar el día que te me perdiste entre la gente, quizás era una semana de mucho calor, a lo mejor de mucho frío... Tampoco puedo recordar en qué quise refugiarme, si realmente lo llegué a hacer, no sé qué pasó.
A parte del estrés que azotaba mi cara, tu ausencia sonaba en silencio y la chispa de tus besos se quemaba en mis labios. Me niego a girar el disco, a poner otro, a cambiar de auriculares, pienso que voy a seguir escuchando la misma melodía no importa el momento...
A veces, dos discos pueden girar al mismo tiempo, pero necesitan ser llevados a otro ritmo para poder darse cuenta de lo bien que pueden sonar juntos. Podría explicarlo de mil formas pero no me sobran las ganas.
Prefiero escuchar el remedio de los días grises mientras tanto e imaginar que tus manos me tocarán especialmente la noche en que me prepares un concierto de sentimientos.

FlickR

LUZ(a)

Te dejé la luz encendida. Te dejé la puerta sin los cerrojos enganchados. Te dibujé paisajes en el pasillo como los de "What dreams may come". Te dejé un regalo debajo de la almohada. Te dejé mi alma brillar a través de una lámpara...Pero estás tarde. No llegas para darme un beso de buenas noches. La luna me alumbra la nostalgia y las estrellas intentan cantarme una canción que me ponga de pie (I'm blue da ba dee dabba da-ee... dabba dee-a dabba da da ba dee dabba da...). Sí, ¡canta!, al menos me vas hacer reír; si llegas, ¿bailamos? Bajo el azul de la habitación, no tenemos nada que envidiarle a la noche. Y cuando te agotes, me despides con el beso aquel y una frase en el oído que me tiemblen las rodillas. Te reto... Te dejo la luz encendida.
FlickR